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Jaume Gelabert Martorell: "Con todo lo que yo hice por sa Pobla, me he sentido marginado"

El nonagenario ha presidido el Poblense, el club de ajedrez, escrito en prensa y ejercido la abogacía 67 años

Jaume Gelabert sentado en su casa ante un libro del que fuera su amigo personal Camilo José Cela. Joan payeras

­Jaume Gelabert (sa Pobla 1924) ha ejercido la abogacía "durante 67 años y cuatro meses", hasta 2017. Gran aficionado a lectura, también le fluía en su interior una vena literario-periodística que dejó correr ejerciendo, durante años, como corresponsal de prensa. Asimismo fue cofundador de la revista local Vialfás (1957-1962), y era amigo personal del premio Nobel Camilo José Cela.

De la faceta personal de Jaume Gelabert cabe señalar su apreciada presencia en distintos ámbitos sociales. Cofundador y presidente del Club Cultural y de Ajedrez, también presidió el club de fútbol Unión Deportiva Poblense, la temporada 1956-57 en un claro intento de ejercer una labor pacificadora entre dos bandos de socios y aficionados enfrentados entre sí. Durante dos legislaturas fue regidor del ayuntamiento de sa Pobla.

Viudo desde hace unos años Gelabert convive con su única hija Joana María, magistrada de la Audiencia Provincial, disfrutando de su pasión, la lectura y "estudiando latín para ampliar mis conocimientos de nuestra lengua materna".

P ¿Qué le indujo a cursar la carrera de Derecho?

R Posiblemente porque era la única carrera que no me costaba dinero, gracias a la dispensa de escolaridad, cosa que no hubiera sido posible estudiando otras carreras que requerían tu presencia y asistencia a clases en la facultad. Estudiar sin la ayuda de profesores requiere un gran esfuerzo y sacrificio, virtudes que pude aplicar gracias a la educación que en este aspecto me inculcaron durante los dos años que estuve en el Seminario.

P ¿Abrió bufete y ejerció siempre en sa Pobla?

R Efectivamente. En la década de los 50 ejercían en sa Pobla cuatro abogados con despacho propio: Pizá, Serra de Gayeta, Fraile y Gabriel Gelabert, además de otros dos que venían de Palma una vez por semana. En aquella época se tramitaban muchos pleitos por razones de lindes o extensión de fincas rústicas y también por cuestiones testamentarias. Por lo que a mí se refiere, además de los asuntos que me encargaban en sa Pobla, fui el abogado de la Unión Murense creada por los agricultores de la vecina localidad.

P ¿Recuerda cuál fue para usted el asunto más importante en el que intervino?

R Un caso ganado del que me sentí satisfecho fue uno sobre un testamento ológrafo que algunos familiares del testante impugnaron con la aportación de documentos, pruebas y firmas falsas. Se trataba de una herencia cuantiosa y resultó un proceso difícil. Otro caso muy importante fue sobre un tema inmobiliario que me encargó el príncipe Antonio Guillermo-Luís de Arenberg. Este caballero había recorrido varios bufetes de abogados. Me firmó el primer poder en 1977 y el último en 2004. Me nombró su abogado para todos sus asuntos y entablamos una gran amistad, hasta el punto de que a menudo venía a comer a casa para saborear las paellas que cocinaba mi mujer. Era un señor de enormes recursos económicos.

P ¿Hasta qué edad ejerció la abogacía?

R Ejercí la abogacía durante 67 años y 4 meses, hasta los 93 años. Me colegié el 22 de junio de 1950 con el número 177 y me di de baja, después de que el Colegio me tributara un emotivo acto de reconocimiento el 16 de junio de 2017, "en reconocimiento a su dilatada trayectoria en el ejercicio de la abogacía y de su compromiso firme y leal con el derecho", reza la placa que me entregaron (y enseña orgulloso).

P ¿Qué destacaría de su etapa política como regidor del ayuntamiento de sa Pobla?

R Tramitar la prohibición legal de que se instalara un vertedero de residuos orgánicos en la finca Son Bascort, propiedad de una familia con mucho poder y que con aquel proyecto estaban en juego sus propios intereses. De haberse llevado a término aquella propuesta, sa Pobla se hubiera llenado de ratas. Otro tema, fue la oposición a un Plan General de Urbanización por inviable y redactado para que el arquitecto autor del mismo consiguiera una cuantiosa suma de dinero. Logré que renunciara a todos sus derechos. Fueron dos asuntos muy laboriosos, pero perjudiciales para sa Pobla.

P ¿De qué trataban sus colaboraciones en prensa escrita?

R Durante años llevé la corresponsalía del Baleares, donde además de publicar las noticias de ámbito local, también tenía mi sección fija 'Perfil quincenal' en la revista local Vialfás.

P ¿Qué destacaría de la vertiente socio-cultural de los años 50, 60 y 70 en sa Pobla?

R Pues el Club Cultural y de Ajedrez, al que apodaron 'els Cavallets'. Aglutinaba a un considerable número de personas con aspiraciones e iniciativas culturales de todo tipo. Se organizaban conferencias sobre temas de actualidad, sesiones de cinefórum, exposiciones de arte, charlas y mesas redondas para las que se invitaba a personas profundamente conocedoras de los temas que se trataban. Y otras actividades sociales. Había un notable nivel cultural e intelectual.

P Una temporada al frente del club de fútbol UD Poblense en tiempos difíciles y convulsos. ¿Cómo se enfrentó a aquella situación?

R Fui presidente del Poblense la temporada 1956-57, para ejercer una labor pacificadora en una época en la que el Poblense, como club que no como equipo, atravesaba una época difícil por problemas económicos. Una situación que motivaba serias discusiones y hasta peleas entre dos bandos de socios y aficionados, unos a favor y otros en contra de la gestión de la directiva que presidía Emilio Asius. A mí me llamó el juez de distrito Antonio Perelló y me pidió si quería mediar ante aquella situación, cogiendo las riendas del club. Acepté con la condición de formar mi propia directiva para gestionar el club en la parcela administrativa, sin apenas intervenir en los aspectos deportivos. Resuelta la situación, dejé la presidencia.

P ¿Cómo contempla y define ahora, desde su perspectiva, el momento actual de sa Pobla en los aspectos sociales, políticos, económicos y culturales?

R No puedo opinar sobre este tema. Hace años que me alejé de la vida social de mi pueblo, porque llegué a notarlo todo demasiado politizado y desde que murió mi esposa vivo en Palma con mi hija y venimos a sa Pobla los fines de semana alternos, donde recibo las visitas de familiares y amigos. Si tengo que decir la verdad, con todo lo que hice por sa Pobla en ciertos momentos o situaciones, me he sentido marginado u olvidado por mi pueblo.

P ¿Se siente dolido por algo en concreto?

R Más que dolido, diría decepcionado. Prefiero no comentar sobre este tema.

P ¿Cómo transcurre actualmente el día a día de una persona que siempre se caracterizó por su dinamismo?

R Pues como queda dicho, desde que falleció mi esposa convivo con nuestra única hija. Cada mañana tomo café en un céntrico bar de Ciutat compartiendo una agradable conversación con un profesor de filosofía jubilado. Luego leo la prensa, leo y perfecciono mis conocimientos de latín. Los fines de semana alternos, los pasamos en sa Pobla donde recibimos visitas.

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