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Estrategia y defensa moderna del Castell

La orografía y la historia han configurado al Castell d'Alaró como una fortificación estratégica y simbólica. Sigue siéndolo. No es fortuito ni casual que todas las civilizaciones que han desembarcado en Mallorca se hayan hospedado en él, sobre todo en épocas de inseguridades y conflictos.

Con tales antecedentes, si el Consell logra ahora la vieja aspiración de adquirir la parte de Es Verger en la que se levanta la gran atalaya y su santuario y lo hace a precio razonable y con fondos de la ecotasa, la operación también tiene su valor estratégico y su simbolismo. Porque hoy sigue habiendo inseguridades y conflictos que afectan a las debilitadas murallas del castillo y su recinto exterior y subterráneo.

Los peligros y afrentas de hoy, de los que no queda más remedio que resguardarse, se llaman pérdidas de valor medioambiental y patrimonial, especulación y adulteración de usos. La muralla de la titularidad pública, de la que la dota la compra por parte del Consell, es un buen sistema defensivo pero su vez plantea otros retos de convivencia entre señores de la cosa pública demasiado acostumbrados a estancarse en su feudo particular. Estado, Ayuntamiento, Consell y Obispado deben entenderse para definir la forma de gestión, emprender excavaciones y consolidar construcciones.

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