La localidad de Sencelles celebró ayer la fiesta de la Beata Francinaina Cirer en el día que se cumplía el 164 aniversario de su muerte. El apacible tiempo primaveral animó a los devotos de la beata a participar en las celebraciones de su día grande. Los actos al aire libre revistieron de especial prestancia, como la tradicional ofrenda floral a la que muchos se animaron a participar vestidos a l'ample.

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, también participó ayer en esta comitiva que visita el convento de la Caridad y se dirige hasta el centro de la población, precedida por los xeremiers de can Llargo. El hecho de celebrar el 50 aniversario de la ofrenda floral fue la efeméride propicia este año para promocionar la participación en la fiesta.

Fue en 1969 cuando la docente y Hermana de la Caridad Sor Margalida Casasnovas animó a sus alumnas del colegio de San Vicente de Paúl a organizar este acto para dar más realce a la celebración. A manera de homenaje, ayer las primeras en depositar sus ramos a los pies del monumento a la Beata fueron estas antiguas alumnas.

Precisamente el pasado mes de enero el monumento que la Beata tiene en la plaza de la Vila, obra del escultor Jaume Mir, fue sometido a unos trabajos de restauración. Las labores, instigadas por la Asociación Tia Xiroia y costeadas por el Ayuntamiento, consistieron en una limpieza de la piedra, el sellado de fisuras y la reconstrucción de diversos dedos que habían desaparecido de la escultura realizada en 1955.

Antes de la ofrenda, el gigante de la Beata y los seis cabezudos bailaron con los sones del grupo Xeremiers des Capoll Llarg.

Las celebraciones, eminentemente religiosas, empezaron a las 10,30 horas con una misa. A partir de las 11,30 horas los participantes en la procesión y ofrenda floral se concentraron en la plaza de can Bril para formar una comitiva que continuó hacia al monumento de la Beata. El parlamento anual, que a modo de pregón sirve para dar la bienvenida a los peregrinos que se desplazan hasta Sencelles, fue leido en esta ocasión por la profesora Catalina Aloy Gual.

Al finalizar el acto, los presentes fueron obsequiados con las galletas dulces de la Beata, los llamados 'senyorets'. Durante todos estos días de fiesta se celebran unas jornadas de solidaridad en favor de los proyectos altruistas que tiene en marcha la congregación de las Hermanas de la Caridad.