El hecho de que los genes de la producción vegetal propia de esta isla hayan de ingresar en laboratorios y campos de investigación de la península, para sanar y regenerarse, significa que la agricultura mallorquina ha flaqueado hasta la debilidad endémica. Confirmado tan preocupante diagnóstico, también es cierto que las medidas sanitarias que se explican en esta página, aparte de una novedad para el gran público, constituyen un sólido motivo de esperanza con cualificación profesional y una invitación al optimismo.
La vid arrastra el castigo histórico de ser el perro flaco de las plagas que castigan a la devaluada agricultura mallorquina. Ahora, sin embargo, está en fase en franca recuperación, con abundantes plantaciones nuevas y vinos de evidente aceptación. Con la xylella pisando los talones, todas la medidas preventivas son pocas. Una nueva filoxera volvería a ser dramática.
Alguien ha tenido el acierto de mirar a Navarra con cauta perspectiva de prevención. Hace seis años que una empresa de aquella comunidad está clonando variedades de callet, malvasía de Banyalbufar y manto negro para liberarlas de la deshidratación del Mediterráneo y optimizar unos injertos especialmente resistentes a la xylella. La iniciativa se supo adoptar a tiempo, ahora sería imposible sacar elementos vegetales de la isla.
Con estas medidas hoy ya es posible perseguir resultados con características constantes de producción. El instrumento para ello son clones con mayor aptitud enológica y vitícola y ya una disposición de 150.000 plantas homogeneizadas en acidez y azúcar. La vid mallorquina ha tenido el acierto de saber someterse a una buena terapia.
