El departamento de Sanidad Forestal de la conselleria de Medio Ambiente del Govern teme una "explosión" importante de la plaga de la oruga peluda de las encinas ( Lymantria dispar) durante la próxima primavera. La irrupción que se espera incluso podría superar a la del pasado año 2018, cuando se detectó una gran afectación en el centro de la isla y también en el sur de la Serra de Tramuntana que motivó una resolución del conseller Vicenç Vidal para declarar oficialmente la existencia de la plaga con el objetivo de calificar de utilidad pública las medidas fitosanitarias que se pondrán en marcha para frenar la incidencia del lepidóptero. La tramitación para la declaración oficial de la plaga, actualmente en fase de audiencia, finalizará el próximo mes de marzo.

Sandra Closa, jefa de servicio de Sanidad Forestal del Govern, confirma la preocupación del Ejecutivo sobre el avance de la plaga. "Este año se espera más afectación que en 2018 y dará bastantes problemas, nuestro objetivo es el de reducir la plaga para evitar la defoliación de las encinas y las molestias a los propietarios", explica.

Importantes daños

La oruga peluda es un insecto lepidóptero que en fase larvaria se alimenta de hojas y brotes principalmente de encinas, aunque también ataca a otros vegetales. Puede provocar importantes efectos sobre los árboles, como defoliaciones, debilitamiento, pérdida de cobertura vegetal y de suelo, además de la alteración de las cadenas tróficas de diversas especies de la fauna autóctona.

Sandra Closa destaca que si las defoliaciones se repiten año tras año, acompañadas de una climatología extrema, "numerosos patógenos como el perforador banyarriquer, formaciones boscosas de gran importancia ecológica, ambiental y cultural en Balears. La situación no es optimista. El borrador de la declaración de la plaga alerta de que "por la propia dinámica poblacional de la especie, se prevé que en los años sucesivos los ataques se incrementen y se aumente la superficie afectada; incluso podría verse afectada la totalidad de los encinares de la isla debido a la gran voracidad y rapidez en la alimentación y en los desplazamientos del insecto".

En octubre de 2018, la superficie afectada en Mallorca era de 4.530 hectáreas, de las cuales un 14% alcanzan el nivel de máxima defoliación.

Por estos motivos, el Govern planifica el "control integral" de la plaga para llevar a cabo un conjunto de actuaciones encaminadas a paliar sus efectos. Ya se han realizado numerosas charlas informativas en los municipios más afectados y se han instalado más de mil trampas que han conseguido capturar más de 900.000 mariposas.

Hasta la fecha, una docena de municipios de Mallorca ya han manifestado la necesidad de actuaciones este año para controlar la plaga que se ceba con las encinas de sus respectivos territorios.