La Setmana Alcover ha terminado, pero son varios los puntos álgidos que ha dejado este año. Uno es la presentación de la biografía para jóvenes lectores Alcover, l'home de les paraules, obra de la profesora de la Universitat de les Illes Balears, Caterina Valriu. El libro, que ha sido ilustrado por el artista Gabriel Lisowski, "cuenta la vida de Alcover desde la perspectiva de un hombrecito y una mujercita diminutos y fantásticos, que surgen de los cuentos y que son testigos de toda la vida de Alcover", explica la autora.

Una forma ideal para que los más jóvenes puedan comenzar a entender todo su mundo fantástico. Tras la presentación de esta semana, los alumnos del IES Mossèn Alcover leyeron algunos fragmentos de la obra que permitieron hacer un recorrido por la vida de Alcover.

"Afortunadamente en Manacor no nos faltan referentes culturales, pero creo que la tarea titánica de Alcover lo sitúa muy arriba en la lista de genios propios", señala la alcaldesa Catalina Riera. "Mossèn Alcover descubrió el mundo y la modernidad partiendo de Manacor, ahora son la Institució Alcover y libros como el que presentamos los que se encargan de hacer descubrir al mundo su inmenso legado".

Ofrenda al obelisco

Asimismo ayer Manacor realizó el tradicional homenaje y la ofrenda floral al lingüista, recuperada hace cuatro años, y que tiene como principal foco de atención del obelisco que la ciudad le dedicó en Na Camel·la. El obelisco original se perdió en 1999 y no fue hasta 2015 cuando se recuperó y se reubicó en uno de los extremos de la avenida Antoni Maura.

El acto se celebra día 2 de febrero, coincidiendo con el nacimiento del escritor, eclesiástico, lingüista, folklorista y arquitecto manacorí. Lo que hizo que ayer el espacio se llenara de gente que quiso participar en "una contribución sencilla pero sentida a los actos que se celebran durante la semana", explicó la directora de la Institució, Bàrbara Sagrera.

Antes de comenzar los Amics de l'Escola de Mallorquí recorrieron vestidos a la antigua la avenida Antoni Maura acompañados de xeremiers como llamamiento a la ciudadanía para participar. Un sencillo homenaje en forma de palabras, música y flores, en el que también concurrieron distintos representantes municipales y descendientes de Antoni Maria Alcover.