No creo que el ejemplar de rorcual común que murió en Cala Millor falleciera por ingerir plásticos. ¿Sabes la cantidad de plástico que ha de ingerir una ballena de esas dimensiones para morir por eso? Seguramente si a ti o a mi nos abren el estómago también nos encontrarían plásticos”, explica Antoni Grau, jefe de Recursos Marinos de la dirección general de Pesca del Govern.

“Lo más seguro es que la causa de su muerte sea un atropello por parte de un barco. Llegó muy debilitada, con varios cortes en la cola y desangrándose, y no murió hasta varias horas después, de madrugada”, opina Grau a la espera de los resultados de la autopsia que esta mañana completaran en la misma playa donde quedó varado el cetáceo responsables del COFIB y del Palma Aquarium.

Las labores de la autopsia se tuvieron que realizar en la misma cala ante la imposibilidad de desplazar al animal a otro lugar por sus dimensiones y su enorme peso. El rorcual común (Balaenoptera physalis) puede llegar a alcanzar los 21 metros de longitud y pesar hasta 48.000 kilos.

Grau abona su teoría del atropello explicando que este tipo de ballena es muy abundante en el Mediterráneo lo que, unido al intenso tráfico marítimo que soporta este mar, hace de esta hipótesis la más plausible.

“Se calcula que en el Mediterráneo habrá unos 3.500 rorcuales comunes que hacen sus rutas migratorias durante las cuales pueden colisionar con alguno de los inmumerables barcos que navegan por este mar. ¿Qué si son muchas? Para que te hagas una idea, compara esta cifra con la población de cachalotes, que se calcula que serán unos 500. No creo que el Mediterráneo pudiera aguantar una población mucho mayor”, argumenta el jefe de Recursos Marinos.

Preguntado sobre si esta especie ha sido objeto de caza en alguna ocasión en el Mediterráneo, Grau señala que solo tiene noticias de su pesca, hace ochenta o noventa años, por parte de balleneros catalanes en el Golfo de León.