El Hospital de Manacor es el que menos cesáreas practica por paciente de toda España. En concreto el centro se sitúa actualmente en un índice del 12,7%, o lo que es lo mismo, el 87,3% de los partos se producen de forma natural. Unas cifras notables si las comparamos con los índices del hospital de referencia en Balears, Son Espases, con un 30% o con el comarcal de Inca, que presenta un 19% de cesáreas. A mucha distancia de países americanos que rondan el 40% o del caso de Brasil con la mitad de intervenciones quirúrgicas y partos vaginales.

"A nivel mundial nuestras cifras son comparables a Suecia y Finlandia, que cada año están en esos índices, punto arriba punto abajo", especifica Javier Agüera, jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital manacorí.

Los resultados son fruto de un programa de estandarización aplicado desde hace más una década, cuyos resultados efectivos saltan a la vista y del cual viene haciendo un seguimiento directo el propio Ministerio de Sanidad, con el fin de crear un programa guía para todas las maternidades españolas que lo quieran aplicar.

"Se trata sobre todo de evitar la subjetividad", explica Clemente Roldán, supervisor de paritorio. Es decir, saber esperar y ver los signos de cada caso "sin importar las horas ni el cansancio que ello pueda conllevar", "identificar los parámetros de manera objetiva e identificar cuándo el parto vaginal ya no va a ser posible", añaden, "pero siempre con el consentimiento de la mujer y de un trabajo de información previa, evidentemente".

Javier Agüera (derecha), junto a Clemente Roldán y las matronas, Isabel Rodríguez y Verónica Reina.

Y es que con ello el hospital de la comarca del Llevant persigue dos objetivos prioritarios: "el empoderamiento de la mujer a la hora de decidir y una filosofía de partos de baja intervención basado en evidencias científicas.

Cesárea humanizada

Sin embargo y llegado el caso, el equipo del Hospital de Manacor ha incorporado además unos protocolos innovadores para una 'cesárea humanizada', que se permite a la mujer que va a dar a luz estar acompañada por la persona que elija en todo momento, o poder, una vez realizada la cesárea, tener a su bebé con ella sin que el pediatra tenga que llevárselo a otra sala para realizarle las pruebas necesarias. Con lo que se consigue que no se rompa el 'piel con piel' con la madre desde el primer momento de quirófano, aunque el parto no haya sido vaginal.

En este sentido el centro también permite que la paciente pueda recuperarse en un área que no sea la de reanimación quirúrgica "para que todo sea lo más parecido posible a un parto 'normal' y no romper la unidad familiar en un momento tan importante", señalan Agüera y Roldán. Todas esas funciones médicas son asumidas ahora por personal de paritorio.

Y es que tradicionalmente siempre ha habido (y sigue habiendo en muchos centros hospitalarios) muchas reticencias de los profesionales a que parejas o familiares estén presenten en una cesárea, "que recordemos que no deja de ser una intervención quirúrgica", por si pudiera haber complicaciones.

"Entendemos que hasta ahora ha habido quizás un exceso de medicalización en este sentido y que si todo ello se informa y explica, es beneficioso para todos porque también se puede eliminar buena parte de estrés", recuerda el jefe de Ginecología. Lo que es muy palpable en el área de recuperación, diferente a la de las demás intervenciones y donde el pediatra permanece también con el recién nacido. "Lo más importante es que la mujer cumpla con sus objetivos de cómo iba a ser su parto, con el poder de decisión en cada momento", inciden.

Entre otra de las prácticas a escoger, el Hospital de Manacor ofrece la posibilidad de un control ambulatorio de la embarazada desde el momento en que se rompe la bolsa, sin que sea obligatorio que quede ingresada siempre que no haya un proceso infeccioso.

La información previa, con charlas y visitas programadas a los paritarios y zonas de Ginecología y Pediatría para embarazadas y acompañantes el tercer viernes de cada mes, es fundamental para convencerlas de que lo mejor, si es posible, es un proceso natural. "Todo ello lo hacemos basándonos en una serie de estudios que confirman que el bajo índice de cesáreas no comporta un aumento del índice de accidentes adversos, que también se sitúa por debajo de la media", resalta Agüera.

Una de las visitas informativas que se realizan con la futuras madres.

Otro escollo que hasta ahora hacía inevitable la práctica de una cesárea era si el bebé venía de nalgas. "Eso no tiene necesariamente por qué ser así, intentamos primero (bajo consentimiento informado) recolocarlo. "A veces hay que romper inercias tradicionales si se quiere mejorar, porque son cosas que ya se hacen a nivel mundial. Es cuestión de voluntad".

Falsos mitos

"Si el primer parto ha sido por cesárea, el segundo no tiene porque serlo; es una especie de mito asumido que debe cambiar", dicen los profesionales, que sin embargo reconocen que "en algunos centros continúa siendo así porque no dan mucha más opción, pero siempre hay que tener presente que una cesárea conlleva diez veces más de riesgo para la madre que un parto vaginal".

De hecho en Manacor hay hasta aun 80% de posibilidades de que tras una cesárea, el segundo alumbramiento pueda ser vaginal. "Incluso se puede dar el caso de que tras dos, el tercero sea de forma natural, aunque siempre siendo conscientes e informando de que los riesgos, aún siendo bajos, existen y están en torno al 5%".

En cuanto a la anestesia epidural, el hospital manacorí ofrece también charlas explicativas al respecto, ya que en estos momentos el 85% de las madres la solicitan para aliviar los dolores del parto. "Aunque también hay que decir que está muy extendido el bulo que dice que llegados a una dilatación determinada, ya no ponemos la epidural. No es cierto, si la mujer lo solicita la aplicamos, aunque sea por pocos minutos... lo que pasa es que a veces ya ni estamos a tiempo", reconoce Clemente Roldán.

Finalmente por lo que respecta a los números, el Hospital de Manacor cerró el pasado 2018 con un total de 976 alumbramientos, algunos menos que en 2017, cuando superaron por poco el millar (1.011).

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