Marià Gastalver, vicario episcopal de Territorio de Palma y mano derecha del obispo Sebastià Taltavull, restó ayer importancia al enfrentamiento que mantuvo un grupo de feligreses de es Capdellà (Calvià) con el prelado tras la misa de Sant Sebastià, aunque atribuyó el incidente del domingo a un grupo de personas ajenas a la Iglesia que habitualmente no van a misa.

El vicario episcopal explicó que un grupo de personas increpó al obispo "de forma poco elegante y educada" para exigir la reapertura de la iglesia de es Capdellà, cuando "los que lo hicieron son los menos próximos a la parroquia". A su juicio, la feligresía que sí mantiene contacto habitual con la Iglesia optó por distanciarse "de la actitud visceral con la que algunos se dirigieron al obispo".

Marià Gastalver participó el pasado domingo en la celebración religiosa que se ofició en la parroquia de es Capdellà con motivo de la festividad de su patrón, Sant Sebastià, que presidió el obispo de Mallorca en lo que tenía que ser un acto de conciliación con la feligresía. Lejos de serlo, la celebración tuvo un final abrupto cuando un grupo de personas se dirigió a Sebastià Taltavull para criticarle el cierre de la iglesia del llogaret. La tensión llegó a su cénit cuando le exigieron el cambio de párroco con unas formas que dejaron el obispo "muy dolido".

El obispo se mostró disgustado por la actitud de algunos de los vecinos y les recriminó que "alzasen la voz" y que quisieran provocar allí "unos insultos"les recriminó que "alzasen la voz" y que quisieran provocar allí "unos insultos". Taltavull añadió que se iba muy dolido del pueblo tras el incidente.

La parroquia de es Capdellà está cerrada desde hace un tiempo por decisión del rector Antoni Mercant, que justifica la medida en la ausencia de feligreses. La imposibilidad actual de celebrar funerales en la iglesia de es Capdellà es la principal crítica que el grupo de católicos realizó el domingo al obispo, lo que provocó su marcha enfadado de la iglesia donde presidió la misa. Según Marià Gastalver, la mayoría de personas que increparon al obispo tras la misa de Sant Sebastià, no forman parte de la comunidad que habitualmente participa de los actos religiosos. El momento de tensión terminó cuando el obispo se marchó afirmando que se iba "muy dolido" por la reprimenda que recibió de los feligreses que están en desacuerdo con el cierre de la iglesia.

El vicario episcopal y rector de las parroquias del arciprestazgo Miramar-Vall de Sóller, reconoció que la situación por la que pasa la parroquia de es Capdellà sucede en otros municipios de la isla "porque estamos viviendo una época en la que desgraciadamente se han de cerrar iglesias". Marià Gastalver atribuyó el hecho a la "falta de feligreses y de sacerdotes", lo que "ha motivado que se hayan cerrado iglesias". Como ejemplo puso el caso de Biniaraix, en Sóller, donde apenas se realizan actos litúrgicos.