Un grupo de fieles de es Capdellà (es CapdellàCalvià, Sebastià Taltavull, por la situación en que se encuentra la parroquia del núcleo, cerrada desde hace un tiempo con el argumento de que no hay feligreses y sin la posibilidad, por tanto, de celebrar funerales en esta localidad. La conversación alcanzó un tono muy tenso y una de las vecinas le espetó: "Usted nos está haciendo un agravio". El obispo, visiblemente molesto, llegó a responder en un momento del diálogo: "¿Qué quieren? ¿Provocar aquí unos insultos?", antes de asegurar que se iba "muy dolido" por la situación creada.

La escena se produjo al acabar la misa en honor a Sant Sebastià, que estuvo presidida por Taltavull y que vino precedida, un año más, de una procesión religiosa organizada al margen de la parroquia dirigida por Antoni Mercant, que no cedió la talla del santo para que los vecinos la sacasen en comitiva. En lugar de eso, los residentes volvieron a encabezar la procesión con un cartel con la imagen del patrón de la localidad, como vienen haciendo desde 2016, en una muestra de distanciamiento con el rector.

Se da la circunstancia de que Taltavull había acudido a es Capdellà para mediar en el conflicto. No obstante, el obispo no hizo alusión alguna a él durante la misa, lo que provocó el encontronazo con los fieles.

En ese clima enrarecido desde hace años, y agravado por el cierre de la iglesia, unas mujeres mayores de es Capdellà se dirigieron a hablar con el obispo al acabar la misa de Sant Sebastià. Durante el diálogo, estas fieles le recriminaron que "no hay derecho" a que no se oficien ni funerales en la parroquia. "¡Un funeral, por Dios! Es que no hay derecho. ¡Con la gente mayor que vive aquí!", le espetó una señora. En el corrillo formado, surgieron otras voces advirtiendo de las dificultades con que se encontraban las personas mayores para desplazarse hasta las ceremonias fúnebres que se hacen en el núcleo vecino de Calvià vila.

Respecto al cierre de la parroquia, Taltavull argumentó a estas feligresas lo siguiente: "Debe haber comunidades vivas. Debe haber una persona que participe. Debe haber comunidades que estén". En ese punto, intervino otra vecina capdellanera para referirse a la tensa relación de residentes capdellaners con el actual rector. "Los que vienen de fuera e intentan imponer las cosas... a los pueblos eso no les va bien. Usted tiene la razón porque es el que manda, pero no espere que el pueblo esté de acuerdo. Nosotros somos creyentes, ¡pero no somos corderitos!", le espetó.

En este momento de la conversación, el obispo contestó muy serio: "Me voy muy herido por lo que me acaba de decir. Ha hablado de una manera que no sé si es propia". En ese diálogo, una de las feligresas de es Capdellà le llegó a preguntar "si no sería mejor cambiar al capellán". "¿Qué quieren? ¿Provocar aquí unos insultos?", le respondió el obispo, que, cuando una vecina quiso hacerle una pregunta comenzando por un "molts d'anys", contestó a su vez: "No sé si valen hoy, porque lo que me han deseado hoy no son molts d'anys".

Tradición centenaria

Antes de la misa, un centenar de capdellaners recorrieron las calles del pueblo, en honor a Sant Sebastià, como parte de una tradición centenaria que se remonta a 1919, cuando el pueblo salió incólume de una grave epidemia de peste.