El Pi de Sant Antoni en la Plaça Vella de Pollença, sede habitual de una de las tradiciones 'antonianes' más especiales de Mallorca, y conservada celosamente por los pollencins generación tras generación, ha entrado sobre las ocho de la tarde en la plaza donde debe ser escalado por los jóvenes que se han preparado durante todo el año para ello. (vea quí las imágenes)

El pino que había sido talado días antes en la finca de Ternelles tenía una altura de 19 metros, tres menos que el árbol del pasado año que se rompió por la mitad durante las maniobras de entrada a la plaza, un hecho inédito que provocó varios heridos y ha obligado al Ayuntamiento a limitar la longitud máxima del Pi para facilitar su paso por las calles estrechas del centro de Pollença y su entrada a la Plaça Vella, donde cientos de personas esperan con ansia el momento de plantar el árbol en el centro para que los jóvenes más aguerridos intenten la proeza de culminarlo.

Por segundo año consecutivo, no había gallo vivo en la copa del pino en aplicación de la ley de protección animal, aunque no faltó el 'paperí' que el ganador esparce sobre el público de la Plaça Vella en señal de victoria entre la aclamación popular.

El pino, transportado desde Ternelles por cientos de personas en un ambiente festivo y amenizado por el sonido de las 'xeremies', llegó a la plaza sobre las ocho de la tarde. Las maniobras de entrada fueron más sencillas que en ediciones precedentes debido a la menor longitud del árbol.

Una vez instalado en el centro de la plaza mediante un complejo sistema de poleas, se unta el tronco pelado del pino con un material deslizante para dificultar la escalada. Acto seguido, los jóvenes más atrevidos se enzarzan en una lucha para ser los primeros en intentar el ascenso. Nunca se alcanza a la primera. Antes, es necesario que los primeros aspirantes vayan eliminando el jabón del tronco para que los que vengan después lo tengan un poco menos difícil. A medida que pasa el tiempo, la dificultad arrecia, aunque también las fuerzas.

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