"Alei, alei, penjant amb un cabell. Anit, anit, un gall farcit. Demà, demà, el mos hem de menjar. I passat demà, el mos hem d'acabar". El pueblo de Capdepera volvió ayer a cantar esta canción. Tras más de treinta años de interrupción se ha recuperado con notable participación y animación tan singular tradición, que podría tener conexión directa con otra que se celebra en los Pirineos y que ha merecido la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.

Los promotores del rescate de la peculiar costumbre fueron la Obreria de l'Esperança, la Associació Cultural Cap Vermell y la Associació Empresarial de Capdepera, con la colaboración del Ajuntament. En jornadas previas ya se visitaron centros educativos para atraer a los alumnos. Al final participaron tanto jóvenes como adultos.

Sobre las 17.30 horas, se encendieron las llamadas faies. La plaza Vella, las escaleras del Pla d'en Cosset y plaza de l'Orient, los escenarios principales. El ilustre lingüista, folclorista y mossèn Antoni M. Alcover ya explicó en una obra suya (sobre las matances y las festes de Nadal) esta tradición de la Nit de Nadal. Al parecer, enamorados de la parte rural, fora vila, acompañaban a sus novias con faies. Ellas les correspondían con coques de Nadal. Esta costumbre tuvo sus épocas de esplendor e incluso registró algunos cambios, como el referente a la última frase de la canción, en lugar de "el mos hem d'acabar" se llegó a afirmar "l'hem de cagar".

Sea como fuere se trata de una manifestación sociocultural genuina que también posee su dosis de misterio y ancestralidad. Sus orígenes no están confirmados al cien por cien y hay quienes aseguran que es una fiesta navideña de tradición precristiana.