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Joan Bonnín: "Hacer belenes es un sentimiento, cada pieza tiene un alma, un recuerdo"

El aficionado a los belenes crea cada año uno distinto en su restaurante o para otras entidades

Joan Bonnín sonríe ante el montaje que ha efectuado este año en el restaurante es Cós. Pep Córcoles

La afición por construir belenes le viene a Joan Bonnín, des Cós, desde muy niño. Desde que sus padres le regalaron un nacimiento no ha parado de crecer su interés y hoy acumula decenas y decenas de cajas con piezas para construir los montajes tan típicos de Navidad

¿Cuándo empezó a construir belenes?

Siendo un niño mis padres me regalaron un nacimiento y a partir de ahí yo fui intentando hacer el belén más grande de cada vez. Me gustó y no he parado. Cuando mis padres pusieron el restaurante de es Cós me encargaron 'oficialmente' hacer el belén cada año. Empezaron por reservarme un metro o dos. Ahora monto un belén de 16 metros cuadrados.

¿Y cada año es diferente?

Por supuesto. Nunca un belenista repite montaje, lo bueno es crecer, buscar piezas nuevas, reciclar, innovar, crear y sorprender cada año, porque nosotros construimos belenes porque nos gusta hacerlo pero también para que los demás puedan admirarlos.

¿Es una afición cara?

Es como todas las aficiones; puedes gastarte lo que quieras. No te das cuenta porque vas adquiriendo piezas, fabricando otras, pero al final ves que has invertido mucho.

¿Que cuesta, por ejemplo, el belén que este año se exhibe en es Cós?

Unos 4.000 euros aproximadamente.

¿Para hacer belenes de estas dimensiones se deben usar piezas de cierta medida no?

Debe referirse a las figuras supongo. Hay figuras de animales y personas de diferentes medidas. Para hacer belenes monumentales uno debe decidirse por piezas grandes. Yo uso figuras de 21 centímetros aproximadamente, más pequeñas no se ven en un belén de varias decenas de metros

¿Y las casas, las cuevas...?

Es probablemente la parte más bonita porque apenas hay nada hecho de esas dimensiones y tú debes construirlo. El material que más usamos es el poliestireno expandido (porexpan). Pero también usamos mucho material natural

¿Y por qué porexpan y no tablero?

En un montaje de ciertas dimensiones se busca que sea bueno de manejar y sobre todo que pese poco. El porexpan es muy bueno de trabajar y es ligero.

¿Ha hecho usted belenes para entidades?

Hace unos años tuve el honor de hacer un belén en la parroquia de San José Operario, de Uruaçu Goias, en Brasil. Allí solo suelen poner un nacimiento. Yo me llevé piezas de aquí y allí conseguí otras. Lo más maravilloso fue ver a los niños y la gente humilde desfilar con ilusión a centenares para ver mi belén.

¿Ha ganado usted algún concurso?

Yo trabajo con dos compañeros, Jaume Torrelló y Toni Salord, en cierta ocasión vimos que la Caixa convocaba un concurso de belenes en el Gran Hotel de Palma. Fuimos para hacer nuestro montaje y los hicimos en los dos días previos porque les dijimos que necesitábamos tiempo ya que era grande. Cuando llegamos el sábado y vimos a los papás y sus niños haciendo belenes chiquititos pedimos que nos sacaran del concurso porque un belén es ilusión y pensamos que no había que arrasar. Hacer un belén es un sentimiento, cada pieza que posees tiene su alma, y muchas un recuerdo.

¿Qué piensa un belenista el 7 de enero ?

Pues yo no me siento triste porque se es belenista todo el año. Pasas todo el año buscando piezas, construyendo, pintando. No solo dura los 15 días de las fiestas. Ser belenista mezcla muchas cosas emocionantes; recibes piezas regaladas que quedan en tu almacén pero también en tu corazón, que a lo mejor la persona que te la dio ya ha fallecido y cuando la pones en el belén revives su amistad, su recuerdo. Ser belenista es sinónimo de amistad, de compartir. Yo lo único que quisiera ahora, tras tantos años, es poder montar algún belén monumental en algún lugar donde pudiera permanecer todo el año para ser admirado.

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