Un camino es, por definición y naturaleza, un lugar de tránsito, un enlace de doble sentido entre el punto de partida y el de llegada. Sin embargo, al de Ternelles le cuesta informes, pleitos y burocracias sin fin normalizar esta función. Siempre está a expensas de una norma por adecuar, un recurso por fallar y un acuerdo por establecer. Estos son los baches con los que topa su normalidad, que siempre parece próxima pero no llega a ser efectiva para poder consolidarse de una vez por todas.
Medio Ambiente concede ahora su aval al acceso público a Ternelles, con una serie de restricciones y prescripciones, una vez que Pollença ha adaptado su Plan General al de usos de la Serra, siguiendo las indicaciones de la sentencia del Tribunal Supremo del año pasado. Al estar la ruta legal más despejada, cabe esperar que el uso de las barreras y controles de la servidumbre de paso también quede normalizada y fuera de conflicto.
