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Lletra menuda

El diálogo y las buenas formas

Era lo mínimo que se podía pedir, el recurso a las formas y las buenas palabras. El agravio comparativo con Cemex era demasiado estridente, a pesar de los condicionantes que separan a la cementera de la eléctrica.

Ayer los trabajadores de Es Murterar se vieron con el Govern. Decidieron hablar, normalizar el diálogo, algo que nunca debería haber estado ausente y que se da por supuesto entre instituciones y fuerzas sindicales. En el caso de Es Murterar es posible ahora que se logre evitar el conflicto y establecer la resignación. Se puede aspirar a poco más. El Govern no adopta compromisos inmediatos que permitan establecer esperanzas sobre la estabilidad de la plantilla, se aferra a las rígidas directivas europeas y a las normas estatales que están a la vuelta de la esquina.

Con tal panorama, la pretensión de dilatar las fases del cierre de Es Murterar, que manejan sus trabajadores, es una aspiración difícil de transformar en realidad práctica. Solo la convivencia de las reuniones quincenales anunciadas puede hacer compatible la transición energética con la estabilidad laboral deseada.

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