Las repercusiones pueden ir desde el déficit de atención, el retraso en el aprendizaje del lenguaje o una alteración de las funciones ejecutivas, hasta llegar a desarrollar niveles de preautismo en casos extremos de sobrexposiciones prolongadas de cinco o seis horas al día. Y estas son solamente algunas de las consecuencias que el abuso de las pantallas recreativas (móviles, tabletas, ordenadores o televisores), entre niños y niñas de entre cero y tres años, puede causar. "Son los años clave para el desarrollo, cuando son diamantes en bruto que hay que pulir", explica la neuropediatra del Hospital de Manacor, Montse Pons, cuya tesis doctoral versa sobre el uso (y abuso) de las pantallas en edades infantiles.

Ella es una de las voces más autorizadas de la campaña Zero pantalles de 0 a 3 anys, la cara proyectada de una comisión formada bajo el amparo del ayuntamiento de Manacor, y que reúne a profesionales implicados en atajar uno de los mayores problemas del proceso madurativo de los bebés y niños del siglo XXI. Los hospitales de Manacor y de Llevant (Porto Cristo), los centros de salud del municipio, las escoletes, los Servicios Sociales locales, Infància 0-3 Manacor, Atenció Primerenca o Aproscom, hacen de este un proyecto pionero a nivel balear en cuyas bases ya se ha fijado la conselleria de Educación.

"La campaña arrancó después de que diéramos la voz de alarma al constatar varios casos en las escoletes en las que intervenimos en la zona del Llevant", recuerda Jerònia Galmés, responsable del equipo de Atenció Primerenca. Los síntomas suelen ser tan claros como preocupantes: "son niños que deambulan por los rincones, que no miran a los ojos; que quitan objetos y juguetes a los demás pero que después no saben qué hacer con ellos".

"Todos los hábitos adquiridos en la infancia repercuten de una u otra forma con posterioridad. Es más fácil crear buenos hábitos que después tenerlos que corregir. Por eso es un tema tan importante. En un estudio realizado en el Reino Unido entre bebés de 3 a 36 meses, se pudo comprobar que es a partir de los doce cuando el boom de las pantallas es más patente", señala Pons, para quien además de alterar la parte cognitiva y conductual de los niños, dificultan los hábitos de sueño y alteran la comunicación con los propios padres.

Estudios

Otro estudio trasversal (observando y analizando a los más pequeños, pero sin exponerlos a las pantallas expresamente para el experimento) realizado en la comarca del Llevant entre 217 niños sanos y otros 49 con problemas de desarrollo, se pudo comprobar que efectivamente existe una correlación y que estos últimos consumían el doble de horas de televisión, móviles o tabletas. "Eso impide la imitación del adulto, lo que a estas edades es fundamental; no hay interacción ni manipulación o experimentación mientras se está frente a una pantalla", continúa la doctora; "es como si a nosotros adultos nos ponen una película en ruso, ¿Qué pasará?, que a los pocos minutos de no entenderla, el lenguaje perderá todo su valor y acabaremos aburriéndonos; no prestaremos atención".

Pero hay que insistir en que no se trata de criminalizar sino de poner en conocimiento entre docentes, padres o psicólogos, las estrategias y alternativas más eficientes para neutralizar el fenómeno. "Sobre todo debe ser una campaña en positivo, que dé el mayor número de información posible, porque no creo que haya padres que actúen de mala fe en este sentido", reclama la psicóloga y la alcaldesa de Manacor, Catalina Riera, "lo que pasa es que estamos rodeados de pantallas y apenas nos damos cuenta. Piensas que no influirán en tus hijos, que no pasa nada... y ahí es cuando es más necesaria la información, para que una vez que lo sepan puedan actuar en consecuencia".

En ningún caso se pretende 'perseguir' a los padres o abuelos, por eso la Comisión ha creado una guía donde además de ofrecen alternativas educativas a las pantallas alienantes, como talleres o juegos... se calendarizan una serie de coloquios esclarecedores.

"De cero a tres años es la edad de oro del ser humano, cuando se desarrolla el habla", incide la docente y coordinadora de la campaña Zero pantalles, Sonia Sánchez, para quien el proyecto debe continuar más allá de las charlas, testimonios y proyecciones que se llevarán a cabo estos meses.

"Si sabemos que los padres y madres no deben dejar beber alcohol o fumar a los niños, si sabemos que no pueden salir a la calle en manga corta cuando nieva, también debemos saber que no pueden estar expuestos a las pantallas antes de los cuatro años", una restricción total y drástica a la que Pons solo ve una excepción: las videollamadas con familiares que viven lejos y que permitan al bebé poder interactuar. Pero ni fotos, ni juegos ni otros contenidos con una pantalla plana, incapaz de responder, mirar o tocar. "De lo contrario el niño te puede llegar a ver a ti, también como un objeto". "A estas edades una pantalla no tiene ningún poder educativo". Así de claro.

¿Pero qué pasa en el siguiente segmento de edad, por ejemplo de 3 a 6 años?, ¿Es conveniente?. "A esas edades estaríamos hablando de no más de una hora de pantalla recreativa al día, y siempre que los contenidos sean educativos y adecuados. Porque ese es otro problema... también debemos ser responsables de lo que ven". De lo contrario, la adicción puede llegar a ser tal que no reconozcan un libro físico. "He llegado a tratar a niños que cuando les he enseñado uno, han intentado pasar las páginas así [hace el gesto moviendo el dedo índice de derecha a izquierda]".

Ventajas de la lentitud

Jerònia Galmés incide asimismo en la rapidez de las imágenes que pueden contener vídeos o aplicaciones virtuales, y las consecuencias que eso tiene en un cerebro en formación: "En bebés de 0 a 18 meses, el cerebro está preparado para que todo vaya lento, como va en realidad la naturaleza". Y pone un ejemplo tan claro, que su evidencia deja casi en ridículo cualquier alternativa tecnológica: "Simplemente cantándole una canción, hace que la madre o el padre trasmita unas vibraciones, un movimiento, una mirada y estímulos que no se pueden conseguir de otra forma".

"Es evidente que es más sencillo que se duerman con la televisión que contarles un cuento, que para comer se entretengan con dibujos animados... pero el problema también es que al día siguiente van a querer lo mismo hasta crearles una adicción". Es lo que hace la dopamina, un neurotransmisor de las sensaciones placenteras, que también se activa en los adultos, por ejemplo, al comprobar con satisfacción el número de likes o me gusta que ha tenido una de sus publicaciones en redes sociales. Una anestesia que no deja de ser irreal.

Municipio sin pantallas

Aunque pueda parecer un contrasentido, Manacor quiere conseguir ser un municipio sin pantallas, es decir, sin distracciones innecesarias en espacios públicos donde el Ayuntamiento tenga cierta tutela, como sus calles o los restaurantes, con los que se trabajará para que puedan ofrecer alternativas educativas infantiles al mero disfrute de las imágenes en movimiento. "No queremos que la campaña se acabe en marzo sino que continúe más allá", se compromete la alcaldesa. De hecho la Comisión ya prepara también una serie de encuestas a los padres de los alumnos locales, que ayuden a validar la evolución de este proceso normalizador.