Bartomeu Bennásar (Sencelles, 1981) es un joven emprendedor que abrió su propio negocio de herrería en Cascanar, pequeña población perteneciente al municipio de Sencelles. En un momento en que parece que este tipo de negocios, pequeños y artesanales, van siendo arrinconados por producciones industriales en serie, tuvo el valor de iniciar uno totalmente de cero. También colecciona motores antiguos.
¿Cómo llegó a la decisión de abrir su propia herrería?
Aunque sea joven tengo una amplia trayectoria ya que he ido rodando por muchos sectores y adquiriendo experiencia hasta llegar a tomar esta decisión. A mí el mundo de la mecánica siempre me había gustado, soy un apasionado de los motores. Al terminar COU me decanté por dedicarme a esta especialidad. Estudié también mecánica de aviones ya que, para el mundo del motor, la tecnología de los motores de los aviones me parecía que era lo más. Trabajé en Air Europa, vino una crisis económica, luego me vi afectado por la recesión motivada por el 11-S... Total, que tuve que reciclarme y estudié el ciclo superior de Mecánica; estuve trabajando en IVECO camiones en Inca pero lo de estar asalariado, a mí no me acababa de encajar. Luego trabajé unos 10 años de encargado en la zona norte de Mallorca del mantenimiento de depuradoras de aguas residuales, pero era una labor en la que debía estar de guardia las 24 horas, siempre pendiente del teléfono, de las averías. Decidí que había llegado la hora de atreverme a hacer un cambio y fue cuando me lancé.
En Sencelles hubo unas cuantas herrerías y ya no quedaba ninguna...
Mire, sí, fue una coincidencia que yo abriera justo cuando hacía poco tiempo que la última herrería había cerrado. La verdad es que no lo hice enfocando a acaparar los trabajos que surgieran del pueblo pero, todo ayuda. Se dio esta casualidad y la aproveché.
¿Que tipo de encargos recibe ahora una herrería tradicional?
Básicamente hacemos arreglos de arados y cultivadores. También las típicas labores artesanales tipo una puerta de barrotes, muy sencilla ya que ahora el cliente no quiere espirales complicados o detalles barrocos recargados; algún pasamanos, y ante todo arreglos de elementos u objetos que se han roto u oxidado.
Pera a usted lo que realmente le gusta son los motores...
Sí, he mostrado mi afición en dos exposiciones, en años diferentes, en la feria de Sencelles y ahora también en Inca durante el Dijous Bo. Tengo la mejor colección de motores estacionales de toda Mallorca. Son motores antiguos, fijos, de pistón horizontal de los que se usaban para el funcionamiento de bombas extractoras de agua de pozos o para generar corriente eléctrica, etc. A los motores les tengo mucho cariño y he recorrido mucho territorio con esta afición. En toda Mallorca, creo que seremos en total unos diez aficionados a este tipo de coleccionismo.
¿Como empezó esta afición?
Desde siempre me han atraído, de pequeño ya tenía esta fijación. Tuve la suerte que pude iniciar mi colección con motores que conseguí de casa de mis abuelos, tanto los paternos como los maternos. La verdad es que me lo paso en grande al tener que desmontarlos, limpiarlos, arreglarlos, restaurarlos, cuidarlos, mantenerlos.
Los tengo sobre bancadas de hierro con ruedas para poder facilitar su traslado y preservación. Ahora mismo tengo unos veinte de carácter histórico. Al principio no tenía ningún criterio y cogía cualquier cosa que se surgiera, no elegía casi, me endosaban cualquier trasto, ahora ya me he ido especializando en motores específicos. Mi colección se centra en motores de pistón horizontal, com un solo volante y de gas pobre. La razón es porque me parece que son el tipo de motor ideal, el que verdaderamente me gusta, son maravillas de la técnica. Por norma general suelen ser todos de principios del siglo XX y hasta cerca del año 1915. Aunque de hecho tengo uno más antiguo: es un motor de vapor datado de 1860 que estaba originariamente montado en una fábrica de licores de Manacor, en Can Gaspar des Llum.
