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Memoria histórica

Luz sobre la figura del 'capellà Poquet'

El cine Rívoli de Palma acoge hoy el estreno de un documental basado en el cura 'llubiner'

El capellán ´llubiner´ Jeroni Alomar Poquet (1894-1937). diario de mallorca

El fusilamiento, en junio de 1937, del cura llubiner Jeroni Alomar Poquet, el capellà Poquet, considerado el único sacerdote asesinado en la isla por el bando golpista durante la Guerra Civil, sigue planteando muchas incógnitas a los historiadores.

¿Es cierto que el capellán ayudó a republicanos a salir de la isla en dirección a Menorca? ¿Sirvió su asesinato para escarmentar a otros clérigos descontentos ante la ola de represión fascista que siguió al frustrado desembarco de Bayo en agosto de 1936? ¿Cuál fue la actitud del obispo Miralles ante la condena de Alomar? ¿Llegó tarde el indulto al capellán?

Estas y otras cuestiones sombrías que siguen envolviendo la figura del 'capellà Poquet' verán algo de luz en el documental Les campanes no tocaren a mort, dirigido por Antoni Capellà, que se estrenará esta noche en el cine Rívoli de Palma y posteriormente también podrá verse en la cadena autonómica IB3. Se trata de un trabajo, que ya fue preestrenado en la localidad de Llubí hace unos meses, que reactiva las investigaciones sobre un personaje adelantado a su época.

Jeroni Alomar (Llubí, 1894-Palma, 1937) era un cura a contracorriente en un momento histórico en el que la Iglesia se posicionó a favor de la sublevación franquista.

Uno de los primeros represaliados fue el hermano del capellán, Francesc Alomar, miembro de Esquerra Republicana de Llubí. El 'capellà Poquet' movió cielo y tierra para tratar de liberarlo, lo que le costó las recriminaciones del obispo Miralles, que veía en la figura del cura llubiner un problema que ni la Iglesia ni la autoridad militar sabían cómo resolver.

Al parecer, en los círculos de poder corrían rumores, o bien se hacían correr de forma interesada, que afirmaban que el capellán se dedicaba a sacar de la isla a gente que corría un serio riesgo de muerte por la represión.

La policía franquista le tendió una trampa en abril de 1937 en la que cayó y, entonces, se optó por la vía directa. El 13 de mayo era juzgado, junto a otras siete personas, acusado de "delito consumado de rebelión" contra el Glorioso Alzamiento Nacional.

El fiscal solicitó la pena de muerte para el clérigo y la defensa admitió el delito de auxilio a la rebelión y otro de traición. La petición de indulto solicitada por el obispo Miralles llegó tarde. Finalmente, el 'capellà Poquet' fue fusilado el 7 de junio de 1937, a las cinco de la madrugada, en el cementerio de Palma.

El papel del obispo Miralles en esta historia siempre ha sido considerado como controvertido, acusado de no hacer todo lo que estaba en sus manos para evitar el fusilamiento del cura llubiner.

Recientes investigaciones han sacado a la luz cartas secretas entre el prelado y el rector de Llubí tras la ejecución de Poquet en las que Miralles deja clara su "voluntad terminante" de que no se celebrara ningún funeral por el cura asesinado. También impuso silencio sobre lo ocurrido al párroco de Llubí bajo amenaza de relevarle.

81 años después de su muerte, la figura del 'capellà Poquet' sigue siendo objeto de estudio y reconocimiento. En junio del pasado año, el ayuntamiento de Llubí pidió perdón en nombre de la gestora que gobernó el municipio durante los años de la guerra y presidió un homenaje en el cementerio, donde reposan los restos del cura represaliado, con presencia de varios familiares.

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