Incluso ahora, cuando proliferan por doquier todo tipo de ferias y mercadillos con sus respectivos sucedáneos, el Dijous Bo mantiene todo su vigor y capacidad de convocatoria. Es el día de otoño en que toda Mallorca mira y en buena parte continúa dirigiéndose a Inca.
Al Dijous Bo no le falta consolidación ni alicientes. A pesar de ello, desde hace varios años existe una clara tendencia a dilatarlo con todo tipo de actos y celebraciones festivas en los días previos. El fenómeno ya tiene denominación, se llama Setmana Gran y cuenta con aliento y amparo municipal. Prueba de ello es que al presentar el Dijous Bo de este año el Ayuntamiento hace especial énfasis en esta Setmana Gran con mercados temáticos, pregón en toda regla, entrega de galardones, realce de la fiesta de Santa Maria la Major, degustaciones gastronómicas y todo lo que se tercie.
Conviene mantener los referentes y la esencia. Una feria en el centro de la isla y para toda la isla no es equiparable a unas interminables fiestas populares. Es un gran gancho mercantil que se vuelve lúdico en si mismo. Entre Major y Gran, Inca corre el riesgo de ser víctima del superlativo. Es el peligro que se corre al vestir con demasiado ropaje al Dijous Bo.
