Los vecinos del Raiguer pueden comenzar a degustar cómo será el tren del futuro. Pasan directamente del ayer al mañana, después de larga espera con evitable y vergonzoso trasbordo del gasóleo a la electricidad, en la estación de Enllaç.
La inauguración de la línea eléctrica entre sa Pobla y Palma y la de Manacor que se anuncia para finales de año, es solo la liquidación de parte de la deuda que la Administración mantiene con los ciudadanos en cuanto a transporte público en Mallorca. Queda todavía mucho saldo por amortizar.
Las autoridades hicieron ayer el recorrido inaugural de gala. No volverán a subir al tren. Solo dentro de esta excepcionalidad de usos se puede entender la sobrevaloración realizada por la presidenta Armengol. Ni se consuma la modernización del ferrocarril ni las mejoras en cuanto a la movilidad de los ciudadanos son de alto calado. Se aporta mayor comodidad, eso si.
¿Ya se han olvidado las imágenes de la semana pasada con pasajeros hacinados en el tren? ¿Queda garantizada la estabilidad y puntualidad de horarios? La celebración con conexión eléctrica del 140 aniversario de la llegada del tren a sa Pobla es un alivio para la sostenibilidad medioambiental y un escaparate móvil de los trayectos a seguir con nuevos trazados en dirección a los puntos neurálgicos de la isla.
En este sentido, resulta más sensato adquirir billete para la ruta que marca el director general de Movilidad al hablar de nuevas líneas ferroviarias hasta Artà, Alcúdia y el Migjorn o conexiones con el aeropuerto y Son Espases, dentro de un imprescindible plan director y la actualización del convenio ferroviario con Madrid. El viaje de ayer a sa Pobla es una muestra de trabajos pendientes.
