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Museo ferroviario Tomàs Morell

Pasión por el ferrocarril

El antiguo trabajador de Renfe, Antoni Simarro, es el encargado de guiar las visitas programadas

La primera planta de la estación de trenes de Manacor guarda un 'secreto'. Utilizada originalmente como vivienda para el jefe de la estación y su familia, tras la rehabilitación y reapertura del espacio ferroviario, el espacio se consagró a almacenar y poner en orden numeroso material histórico del transporte público en la isla, desde sus inicios a finales del siglo XIX hasta incluso el futuro, con la exposición de una serie de maquetas de las máquinas y vagones eléctricos que estaban previstos para el frustrado tren de Llevant, entre Manacor y ManacorArtà.

Quien se encarga de mostrar y explicar todo este tesoro mediante visitas guiadas es Antoni Simarro, antiguo maquinista de la Renfe en Madrid y que también trabajó en Coventry (Reino Unido) durante años. Una pasión que ahora, ya jubilado, trasmite a quien acude a las explicaciones periódicas, sean en catalán, castellano o inglés. "Mi afición, que después fue profesión, viene del tranvía de Palma, del que me conocía de niño todas las vías y cruces de memoria".

El de Manacor es el segundo museo ferroviario de Mallorca en importancia tras el situado en la nave junto a la estación de SFM en SFMSon Carrió, donde están máquinas y vagones históricos de todo el mundo. Lleva el nombre de Tomàs Morell (1945-2004), ingeniero de profesión y una de las personas que más trabajaron para preservar y ampliar la red ferrovial malloquina. Fue jefe de explotación de FEVE en Mallorca, primer gerente de Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) y socio fundador de la Associació d'Amics del Ferrocarril.

"La implantación de tren tuvo lugar en 1875 con 42 locomotoras de vapor" cogiendo como referencia el ancho de vía de una yarda (tres pies o 94 centímetros), como entonces se utilizaba en países punteros en este sentido como el Reino Unido o Nueva Zelanda. Lo que en la isla se conserva únicamente en la línea privada de Sóller.

Piezas históricas

Fue precisamente Morell quien decidió equipararse a los ferrocarriles del norte de España, Andalucía o la zona de Levante, y pasar a una anchura métrica, cuyo mantenimiento además resultaba mucho más sencillo. Fue la época de expansión de la red local que, debido al auge del transporte privado, fue poco a poco agonizando hasta el cierre de la estación manacorinay su desconexión de las demás vías.

Las vitrinas del museo ferroviario de Manacor guardan en su interior auténticas reliquias como sellos de goma de revisores, gorras, elevadores de vagones, gatos, maquetas a escala, señales luminosas de cambios de vía, un antiguo botiquín del Tren de Palma o paneles explicativos de la historia y evolución de los convoys mallorquines. Sobre el futuro, Simarro es claro: "Si el estado aportara todo el dinero que nos corresponde para el transporte ferroviario, no habría ningún problema para alargar el entramado hasta Artà, Capdepera o ArtàCapdeperaCala Rajada. O hasta Alcúdia".

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