Lloseta es un municipio que lleva sesenta años ligado a una industria que le ha aportado singulares beneficios económicos. La planta cementera de Cemex ha sido históricamente la empresa que más a aportado a las arcas municipales a través de tasas e impuestos, pero durante todo este tiempo ha influido considerablemente en la vida diaria de este pueblo. En ocasiones ha afectado de forma negativa,, con sus pretensiones expansionistas, la contaminación, el ruido, pero en otras positiva, al actuar como mecenas y dinamizador económico de la zona.

Resulta ciertamente irónico comprobar cómo ahora muchos implicados intentan evitar el cierre mientras hace cuarenta años había manifestaciones en contra de la planta. Y es que la producción de cemento en Lloseta ha sido realmente un controvertido motor económico.

La historia de esta fábrica arranca en 1958. Eso quiere decir que durante 2018 ha cumplido su 60 aniversario.

Inicialmente la fábrica se iba a construir en la localidad de Biniamar (Selva) e incluso se llegó a colocar la primera piedra. Su construcción debía costar 80 millones de pesetas y debía producir 50.000 toneladas de cemento al año que permitirían cubrir la demanda de Mallorca, pero con la previsión de aumentar la producción gradualmente. Ocuparía una superficie aproximada de seis quarterades. La construcción de la cementera debería haber durado dos años, dando trabajo a 100 obreros.

Biniamar iba a salir muy beneficiado, según refieren crónicas de la época, pues se tenían que construir viviendas e instalaciones para obreros y empleados. La comarca se iba a convertir en un importante complejo industrial, decían.

El 13 de septiembre de 1958, el semanario Ciudad, de Inca, explica que se llegó a colocar la primera piedra. "Nuestro semanario dio noticia cuando sólo era un simple proyecto en estudio. -Indica en su crónica-. Hoy vuelve a hablar de ello cuando comienza a ser una realidad. Recientemente fue colocada la primera piedra de la nueva fábrica de cemento Portland que Icemasa, Industria del Cemento de Mallorca SA, está montando en el vecino lugar de Biniamar".

Destino final

Sin embargo, el proyecto no cuajó en Biniamar por distintos avatares y la planta se proyectó finalmente en Lloseta. Esa circunstancia demoró el proyecto hasta 1966. En ese año, finalmente, se inauguró el mes de diciembre. Gregorio López Bravo, ministro de Industria de entonces, fue el encargado de inaugurarla -según refiere la revista local Ventanal en su número de dicho mes-, y además refiere la denominación de la firma inicial, Porland de Mallorca SA, que años más tarde la vendería a Valenciana de Cementos y ésta, finalmente, a Cemex.

A lo largo de los últimos 60 años, la empresa ha ido creciendo, creando incluso malestar entre los vecinos de la comarca por ese motivo. Eran años de un fuerte desarrollismo que se llevaba a cabo sin la sensibilidad ni las medidas medioambientales actuales.

Las emisiones de polvo causaban graves problemas al vecindario y ello provocó innumerables quejas de los payeses y residentes. Ya en 1974, el Ministerio de Industria impuso una elevada sanción a la empresa debido a la contaminación que emitía a la atmósfera. Ello obligó a fuertes inversiones en filtros y otros dispositivos. El semanario Dijous, editado en Inca, refería en 1979 los estallidos de polvo que lanzaba a la atmósfera y, mediante el humor gráfico de sus dibujantes, proponía colocar filtros gigantes de cigarrillo en las chimeneas para evitarlo.

Cemex hizo una fuerte inversión (15,5 millones de euros) en 2008 para evitar esas emisiones. Precisamente la empresa propietaria aduce ahora que la adaptación a la nueva normativa europea para 2020 referente a las emisiones, es lo que la ha decidido a cerrar la planta.