El gran parque fotovoltaico de Llucmajor (situado en la finca de s'Àguila) comenzará a construirse durante el primer trimestre de 2019. El proyecto solar, de 50 hectáreas de superficie y 42,75 megavatios de potencia, ya solo está pendiente de los últimos trámites administrativos a nivel autonómico, una vez el Consejo de Ministros aprobó este pasado 28 de julio las nuevas estrategias energéticas a nivel estatal.

"Nuestra intención es terminar el proceso durante los primeros meses de 2019, momentos en que tanto el parque de s'Àguila como otro cercano de 20 megavatios podamos conectarnos a la red, a través de la misma subestación que está terminando Red Eléctrica Española", detalla Carlos González, uno de los responsables de Llucmajor Photovoltaic SL.

La conselleria de Territorio y la dirección general de Energía, por su parte, se han mostrado a favor de continuar con la autorización administrativa tanto del parque solar de Llucmajor como de los otros que en estos momentos están sobre la mesa, como el de Santa Cirga en Manacor.

De hecho así se lo hizo saber el conseller Marc Pons a todos los representantes de los proyectos, en la reunión que tuvo lugar el pasado 29 de agosto y en la que también asistió el director general, Joan Groizard, defensor de la necesidad de implementar la energía fotovoltaica en las islas como paso necesario al cierre en dos fases de la central de Es Murterar.

Cabe recordar que el camino del parque llucmajorer no ha sido precisamente un camino de rosas desde el inicio de su tramitación, en enero de 2013. A los continuos obstáculos administrativos se le unieron pronto las protestas tanto de ecologistas como de propietarios de fincas vecinas a la futura instalación.

Los primeros protestaron al considerar que el proyecto afectaría al tránsito de aves por la zona de sa Marina, al tiempo que crearía problemas paisajísticos en un espacio sensible. Por su parte los vecinos emprendieron una campaña de desprestigio de la empresa promotora y sus inversores como consecuencia del temor de pérdida de valor de sus propiedades.

Sin embargo y tras seis años, el proyecto de s'Àguila saldrá finalmente adelante una vez reducida su superficie inicial y presentadas toda una serie de mejoras, tanto ambientales como sociales, que evitarán cualquier impacto visual de la instalación, que solamente será visible desde el aire.