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Lletra Menuda

Un muelle digno de su nombre

El tiempo de espera y prórroga de las promesas efectuadas ha sido demasiado. Pedir perdón, en nombre de la Administración, por tanta tardanza era lo mínimo que podía hacer la presidenta Armengol al poner protagonismo y la primera piedra de la reconversión del muelle de marinería del Port de Sóller. Han sido dos décadas de impasse desde que la Armada lo cedió para usos civiles. Durante este tiempo, las reivindicaciones y quejas de los pescadores, también el abandono, han sido las únicas cosas que han conseguido amarrar en el lugar.

La revisión de concesiones y el trabajo paralelo de Ports de Balears y Marina Tramontana permitirá, según todos los indicios y las inversiones anunciadas, que el muelle, al fin, pueda responder a su nombre transformándose en un lugar vivo digno de los hombres y mujeres de la mar, tanto en las faenas propias de la pesca como de ocio, porque el complejo mantendrá la actividad deportiva al tiempo que incorpora una lonja como solicitaban los pescadores. La reconversión de toda la zona pública del muelle, con actuaciones en 4.300 metros cuadrados, suma 68 plazas de estacionamiento de vehículos. La concesionaria invertirá 4 millones en la adecuación del espacio que le queda y la Administración unos 800.000 euros. Aparte de la lonja en si, se reserva espacio para servicios náuticos, almacenes y oficinas.

Lo importante es que con la reordenación de la dársena el muelle cobra vida útil. Después de un retraso y otro, las autoridades anuncian que será operativo en mayo. Importa menos la fecha exacta, lo sustancial es que amaina el justificado malestar de los pescadores, las autoridades admiten su pasividad y el Port de Sóller dispondrá de un muelle en condiciones.

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