Diario de Mallorca

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Lletra menuda

Una era muy sospechosa en alta mar

Habíamos oído lo de ir a por lana y salir esquilado, pero eso de salir a pescar y sacar las redes con pesadas balas de paja -y no precisamente de posidonia-, todavía no. Al revés, sería igual que hallar bancos de peces entre el rastrojo.

Medio Ambiente opta por el silencio ante tamaño desconcierto. Las fotografías de esta misma página son elocuentes por sí solas. El mar siempre ha sido un océano de incógnitas y sorpresas en el que, sin embargo, eso de las balas de paja sumergidas y pescadas se vuelve inmisericorde naufragio de la lógica. Lo más sensato sería aferrarse a un temporal con vaivenes de pérdida de carga por parte de algún mercante. Es una teoría que pierde cuerpo desde el momento en que las balas han caído en las redes de distintos puntos del mar balear, dispersión que también alimenta la sospecha de sabotaje que apuntan los pescadores.

¿Qué se pretende con esta alteración de la pesca? ¿Contienen algo más que peces las balas tiradas al mar? Para despejar estos interrogantes habrá que incidir en la investigación y como también solicitan los pescadores, hacer buenos rastreos de extracción y análisis.

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