Unas 20.000 personas asisten este viernes noche al tradicional sopar a la fresca que celebra Binissalem, dos días antes de finalizar las fiestas de sa Vermada. El alcalde, Víctor Martí, sostiene que "el cálculo es sencillo, pues se han repartido 4.000 botellas de vino y se entrega una para cada seis personas; así que se ha repartido vino para 24.000 asistentes. Contando que siempre hay quien se lleva algo de más, creo que se puede asegurar que hemos llegado a las 20.000 personas".

Para albergar a tanto visitante Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) ha habilitado convoyes de tren especiales. Aún así, y en previsión de la avalancha de visitantes por carretera, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con propietarios de fincas rústicas de los alrededores del pueblo para habilitarlas temporalmente como aparcamientos. Así, se han repartido especialmente en las entradas a la población por el puente del tren, carretera de Lloseta, camino de l´Aigua (entrada por Palma) y camino de Pedaç (entrada por Inca).

A pesar de ello, desde las siete de la tarde se han producido retenciones para entrar al pueblo y acceder a los aparcamientos.

Numerosas calles han sido engalanadas por los vecinos con elementos tradicionales como arcones, escaleras de madera, balancines o mesas rústicas, jalonadas con manteles bordados.

Los más puristas cenan de fideus de vermar, aunque oficialmente eso se había hecho la víspera en Can Arabí.

La fiesta finalizará con un correfoc en la plaza de la iglesia a las 12 de la noche.