Los desgarros y agresiones que han producido la explotación de canteras en Porreres están consolidados y asumidos hasta el extremo de parecer que siempre han formado parte de un paisaje abusado y un medio ambiente adulterado. Apenas quedan mallorquines capaces de recordar el original de la tierra, los árboles y los pájaros del lugar.
Los excesos producen efectos irreversibles que no pueden ser compensados con la mera apelación al beneficio económico o la reivindicación del trabajo obtenido. Vuelvan a elevar la vista a Monti-sion para comprobarlo. La moción del ayuntamiento de Porreres, aun sin perder su lógica, tiene mucho de oportunismo, de brindis al sol, de desvío de la atención sobre permisividades a piqueta libre. Treinta mil euros no son nada frente a tanta excavación y deterioro consolidado.