"La procesada tiene una casa de lenocinio y no es analfabeta". Es una de las múltiples y sorprendentes frases que refleja el capítulo titulado Carrabiners, militars i una madame. El Règim, en un bordell, del libro Víctimes invisibles. La repressió de la dona durant la Guerra Civil i el franquisme a Mallorca, del conocido investigador y periodista Antoni Tugores (Manacor, 1948), colaborador de Diario de Mallorca. Actualmente, una obra de teatro basada en el mencionado capítulo, hechos reales, está levantando gran expectación y provocando muchos comentarios. El montaje escénico Madame Marie ya se ha representado los días 7, 8, 9, 14, 15 y 16 de este mes. Las próximas funciones serán el 28, 29 y 30, en la dinámica sala La Fornal de Manacor. Las entradas están agotadas.

Madame Marie, es decir, Maria Altamir Latre, "es la protagonista de un caso verídico. La historia de una mujer que regentó un burdel en el paseo de Na Camel·la de Manacor; una historia estructurada a partir de un consejo de guerra y que la compañía La Fornal presenta con un elenco de lujo", se autopromociona el propio montaje.

En esta línea, "la historia de Madame Marie es el paradigma de la hipocresía, la adulación, la cobardía y el machismo más soez en un mundo dominado por los hombres. Pero también comparecen, al mismo tiempo, la solidaridad, la humanidad, la ternura y la dignidad en el universo de las mujeres. Es una obra que incluso tiene momentos hilarantes, si el espectador es capaz de olvidar, por un instante, que este relato no es de ficción".

Zona del paseo de na Camel·la donde hubo el burdel. T. O.

Los nombres propios

Esta obra teatral Madame Marie, de la Cia la Fornal d'espectacles, es impulsada por Joan Gomila (promotor de La Fornal) y Antoni Tugores. La dirección corre a cargo de Frederic Roda. El reparto de actores: Antònia Jaume, Òscar Intente, Joan Gomila, Eulàlia Ballart y Salvador Miralles.

Cabe explicar que Madame Marie, Maria Altamir Latre, de procedencia francesa, llegó a Manacor en 1934 y abrió un ambigú (bar de copas si bien se sabía que era un prostíbulo).

Tugores, entrevistado por este diario, reconoce que le llamó poderosamente la atención la causa contra ella que encontró en los juzgados militares. A Maria Altamir se le acusó de poseer unas ochenta monedas de plata y de auxilio a la rebelión. También resulta curiosa la tenencia de un disco 'subversivo' escondido, con la Internacional y el himno socialista. Se pidieron para ella hasta veinte años de prisión y una multa entonces multimillonaria de 50.000 pesetas. No en vano, Tugores advierte de que, en esa época, una casa podía valer unas 5.000.

Sin juicio previo, fue encarcelada en 1937. Entró en abril y salió en noviembre. Absolución. Informes del alcalde constataban la existencia de un prostíbulo pero dejaban claro que no había antecedentes penales ni afiliación a partidos. Y Maria regresó a Francia. La injusticia, manifiesta.