Los pescadores mallorquines han cerrado la campaña de langosta con unas cifras excelentes. Se han capturado 4.376 kilos más que en la campaña de 2017.

El mes de abril se empezó con la pesca de este crustáceo tan apreciado en las cocinas y con el que se elaboran algunos de los mejores platos de la gastronomía local. Un total de 80 embarcaciones de arte menor; es decir, barcos de pesca artesanal, se inscribieron en esta actividad.

El día 31 de agosto finalizó oficialmente la campaña y se inició la veda hasta el año próximo. El hecho de que hayan sido barcas artesanales provoca que la riqueza generada este año haya ido a parar a manos de muchas familias de pescadores. Y es que la temporada se puede calificar como de excelente. Antoni Garau, secretario de la Federación de Cofradías de Pescadores de Balears, explica que "el hecho de que se haya pescado más ha provocado una disminución en el precio, pero no tanto como para que en cifras globales no representara un incremento del rendimiento para los pescadores que se han dedicado a esta actividad durante el verano".

El año 2017 se cerró con un número de capturas cuyo peso fue de 13.376 kilos. La presente temporada se ha cerrado con 17.752 kilos de marisco.

Sin embargo, los pescadores perciben que el nivel de población de langosta es muy bueno. Garau insiste en que "la percepción es que, a pesar del buen incremento de pesca, no se está forzando el caladero sino que ha habido una evolución de la población muy buena y abundante".

Sin estudios

Los pescadores hablan desde la perspectiva de la experiencia puesto que como indica garau: "No existen estudios científicos que puedan indicar las razones ni bajo que condiciones, pero lo cierto es que hay más langosta que otros años". El representante de los profesionales sentencia: "Hay una prueba objetiva que lo demuestra. Este año han participado las mismas barcas que en 2017, las artes de pesca son las mismas -redes de trasmallo- y la temporada ha durado lo mismo".

Es más, cabe destacar que este año se ha pescado menos tiempo puesto que muchas embarcaciones inscritas en la campaña no se incorporaron a la pesca hasta el mes de junio. La razón estriba en que los meses de abril y mayo suele haber menos demanda y muchas embarcaciones continúan pescando sepia o pescado variado. Los meses de junio, julio y agosto el precio aumenta un 20 ó un 25%. Garau asegura que "si se hubiera agotado la temporada se habría pescado mucho más".