La normativa de tráfico, las ordenanzas, los planes urbanísticos, y hasta el reglamento de fútbol se han redactado para ser respetados por todos. Esa es la base de un Estado de Derecho: igualdad de obligaciones, igualdad de derechos; lo contrario a la famosa ley del embudo, ya saben, aquello de que para los de arriba el agujero ancho y para los de abajo el estrecho.
Así pues, tómense este comentario en tono de broma porque estoy seguro que todo obedece a una confusión o un malentendido, pero no por ello dejó de sorprenderme. Sucedió hace unos días cuando altos cargos del Consell de Mallorca se desplazaron a Inca para firmar un acuerdo de cesión de la residencia de la Tercera Edad.
La firma se produjo en el ayuntamiento de Inca, un lugar de difícil aparcamiento donde cada parroquiano se las ve y se las desea a diario si quiere estacionar. No parece que haya sido así para los coches oficiales; y conste que dada la excepcionalidad del acontecimiento no pasaba nada si se les reservaba un lugar. Pero es que ese lugar existe. Sólo dando la vuelta hay un reservado con un hermoso letrero que indica: "Servicios municipales". ¿No hubiera sido más apropiado que usar el reservado para taxis? Ocurrió que en esa horita en que estuvieron los coches oficiales llegó un taxi con una pasajera anciana que acudía a comprar medicinas a la farmacia. El taxista tuvo que apear a la señora en mitad de la calle y hacer esperar a los demás. Como decía Mel Brooks: "Qué bueno es ser rey".
