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Fascismo

Décadas de homenajes franquistas en Porto Cristo

Hoy se cumplen 82 años de la marcha de las tropas republicanas del capitán Alberto Bayo de la isla tras su fracaso en 1936

Un grupo de nostálgicos falangistas de los ochenta.

Hoy se cumplen 82 años del día en que las tropas republicanas comandadas por el capitán Alberto Bayo, después de desembarcar el 16 de agosto de 1936 en la costa del levante mallorquín por orden del gobierno republicano, emprendieron su retirada ante su fracasado intento de conquistar Mallorca. El militar ordenó el reembarco de forma apresurada y desordenada hacia la Ciudad Condal y otras hacia Valencia.

Aquel día que cambió la vida de muchas familias mallorquinas de Son Servera, Sant Llorenç y Son ServeraManacor que se embarcaron, como refugiados, en los buques Hospital Marqués de Comillas y Mar Negro, desconociendo cuál sería su destino. Adultos, niños y adolescentes que habían pasado días escondidos en los alrededores de Na Penyal o algunas casas de pescadores de Cala Bona, aterrorizados por los bombardeos que se producían en aquella zona.

Familias enteras, algunas repartidas en los dos barcos, que después de pernoctar, unos en Barcelona y otros en Valencia, desembarcarían, sólo con lo puesto, en el puerto de Maó para recibir alojo y poco a poco empezar a rehacer sus vidas en la capital menorquina en manos del bando republicano.

Aquel episodio bélico del 4 de septiembre de 1936 fue celebrado por las fuerzas nacionales de la isla como un importantísimo triunfo sobre el enemigo republicano. Tanto fue así, que aquella fecha fue recordada, a partir de 1937 y durante décadas, con la celebración de una multitudinaria fiesta de exaltamiento patriótico y de Nacional-Catolicismo.

Lourdes Melis.

Aquella fiesta de la victoria fascista ha sido objeto de estudio por parte de la joven porteña Lourdes Melis Gomila, bajo el título de Les festes de la victòria feixista a Porto Cristo (1938-1960), artículo publicado en el libro Cultura, Societat i Política a la Mediterrànea Contemporània. Melis hace un seguimiento de los hechos, a través de la revista local Arriba, del desarrollo de los actos que cada año se celebraban.

"Dado que la pobreza era generalizada en los años de guerra y posguerra, los primeros actos conmemorativos de aquel victorioso acontecimiento fueron más bien austeros, limitándose casi siempre, a misas y las visitas a los monumentos a los caídos."

Durante la etapa entre 1938 y 1942, desde la revista Arriba se dan instrucciones tanto a los afiliados a la Falange como a la población en general, sobre determinadas cuestiones como la orden "terminante e inexcusable" para las Secciones Masculina y Femenina de vestir de uniforme, o que "Las camaradas de la Sección Femenina que se hallen en Porto-Cristo deberán depositar un ramo de flores al pie del Monumento en la hora que se señale en el programa de la Fiesta. Por Dios, España y su Revolución Nacional Sindicalista".

"En esta etapa encontramos muchos mensajes intercalados por todo el semanario que cumplen una función doctrinal, como por ejemplo: "El ramo de flores que deposites al pie del Monumento a los Caídos debe ir acompañado, mujer mallorquina, de una oración por el eterno descanso de los que dieron su vida por una España mejor". O este otro: "¿Qué menos se puede pedir a cambio de la vida que dieron los Caídos, que una ferviente oración por su alma y un ramo de flores que perfume el Monumento a su memoria dedicado".

Esplendor y decadencia

Pero aquella austeridad inicial daría paso, a partir de los años cuarenta, una vez terminada la contienda, a la celebración de unos actos que imprimirían a las fiestas un clímax de verdadero esplendor, con unos programas repletos de actos, no solo religiosos y conmemorativos, sino revestidos de un contenido más festivo y lúdico, como por ejemplo desfiles de bandas de trompetas y tambores o bandas de música, así como de actividades deportivas, una procesión marítima, bailes populares y al estilo del país, un castillo de fuegos artificiales y hasta una exhibición aérea que tuvo lugar el año 1940.

Los discursos propagandísticos fueron otra de las constantes durante aquella etapa. "El 4 de septiembre se recuerda como la gran victoria. Es recordado y explicado como una gran gesta relatada con gran entusiasmo, que lógicamente, se comenta siempre desde el punto de vista del bando nacional. Se habla de los republicanos en términos muy despectivos, considerándoles como unos bárbaros y acusándoles de delincuentes, asesinos y ateos, entre otros ofensivos calificativos."

Dando un salto en el tiempo y situándonos en la etapa de la fiesta comprendida entre los años 1943 a 1954, Melis observa que al final de esta etapa, el reflejo de la victoria fascista y su conmemoración no es tan evidente debido a la caída de los regímenes autoritarios de Alemania e Italia, quedando el régimen franquista aislado dentro del contexto internacional.

Pero a partir de 1955, se observa claramente como la noticia de las fiestas vuelve a ocupar un lugar destacado. Los cambios que se presentan durante la etapa comprendida entre 1955 y 1960 se reflejan en la asistencia de altas jerarquías y concentración de falangistas, así como por los "brillantes y patrióticos discursos de las Autoridades" ante miles de personas. El estudio, que espera ser ampliado, llega hasta 1960.

Hasta la muerte de Franco y más

Sobre hasta cuándo se celebraron los festejos o actos conmemorativos de la victoria en Porto Cristo, consultado al periodista e historiador manacorí, colaborador de DIARIO de MALLORCA, Antoni Tugores, dice que "si bien no podría precisar una fecha exacta, sí diría que estos actos, de manera más o menos efusiva, acabarían tras la muerte de Franco."

De todas maneras en la revista A tota plana, en el año 1984, se puede leer una nota breve ilustrada con una fotografía de un grupo de personas con el brazo levantado ante el monumento ubicado cerca del Club Náutico, dice: "Unos cien falangistas camisa azul y entonando el Cara al sol, dieron la nota el pasado domingo en Porto Cristo, conmemorando un año más, la triste gesta del 36, en sus pretensiones de rendir memoria a los caídos del lado de los nacionales, y olvidando que el resto también eran españoles."

El monumento del club náutico antes de ser desmontado.

Otra referencia la firma el periodista Gabriel Veny en la publicación Faro Balear con fecha de la primera quincena de 1986, explicando los parlamentos de rigor a cargo del camarada Bonet y otros falangistas, que entonaron el Cara al Sol seguidos de muchos curiosos.

El monumento levantado a finales de la década de los cincuenta en la plaza confluencia entre la avenida dels Pins y la carretera de Son Servera fue demolido el 7 de octubre de 2005, siendo alcalde de Manacor Antoni Pastor (PP), mientras el obelisco situado en la denominada Punta des Pelut, en las inmediaciones del Club Náutico, lo sería al año siguiente.

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