Los familiares de los usuarios afectados por el cierre anunciado de la residencia parroquial de Porreres, critican que el Institut Mallorquí d´Afers Socials (IMAS), todavía no se haya puesto en contacto con ellos para ofrecerles una alternativa donde poder llevar a sus seres queridos.

Muchos de los 30 usuarios que a partir de noviembre tendrán que dejar forzosamente la residencia, afectada por falta de viabilidad económica, ya están buscando otros espacios por su cuenta aunque sin éxito: "De momento todas tienen lista de espera o es muy complicado acceder a ellas. Nos sentimos abandonados", expresan.

Haces tres años que las Hermanas de la Caridad dejaron de regentar la residencia, que pasó a ser gestionada directamente por la parroquia de Porreres. Su rector, mossèn Sebastià Salom, tomó el mando junto a un grupo de voluntarios. Unos años complicados que han llevado al rector a tomar la decisión de cerrar el servicio, y anunciar una serie de reuniones privadas con las familias para tratar de buscar soluciones con la petición expresa al IMAS para que intervenga en este sentido.