El búlgaro Cvetomir Kirov se llevó anoche el gran concurso de comer melón organizado anualmente por el ayuntamiento de Vilafranca de Bonany, con una marca nada desdeñable de 1,660 kilos de fruta en los solamente cinco minutos que duró la ronda. Lo que sin embargo no impidió que justo después siguiera comiendo rodajas tranquilamente para terminar de cenar. En segundo lugar quedó Miquel Llull y tercero fue Víctor Sierra.

La plaza Tomeu Penya volvió a llenarse para comprobar con qué rapidez son capaces los concursantes de comer trozos de melón sin atragantarse, e intentando dejar las bandejas lo más vacías posible en un tiempo limitado. Hasta trece fueron los valientes que participaron en la categoría intantil-juvenil (de cero a trece años) y ocho los que probaron suerte en la senior (reservada a los de catorce en adelante).

Los premios fueron los mismos para ambas: los primeros clasificados se llevaron a casa 75 euros y tres melones; los que quedaron en segunda posición 50 euros y dos melones, y los terceron se tuvieron que ‘conformar’ con 25 euros y un melón de regalo.

“Todos los melones son de aquí, de Vilafranca, o sea que eso hace que éste sea el mejor concurso de comer melones del mundo”, decía ayer el speaker del evento y trabajador municipal, Jordi Rosselló, que alertaba de ciertas técnicas a tener en cuenta: “Hay quienes comen muy rápido pero se dejan mucha pulpa en cada rodaja, así que parece que han comido mucho pero en realidad queda mucho melón en la bandeja. Otros en cambio apuran mucho y con menos han ingerido más”.

Así que lo que se hace es repartir platos con un peso predeterminado según la categoría: de dos kilos cada uno en el caso de los infantiles y de cuatro para los adultos. Tras los tres y cinco minutos que tienen respectivamente cada uno de ellos, la báscula es la que determina la diferencia entre lo servido y lo comido, y se sabe cuántos kilos de pulpa ha engullido cada participante.

La técnica de Kirov, como la de la mayoría de ‘profesionales’ fue la de dar pocos mordiscos pero rápidos y profundos a cada trozo de melón, eligiendo muy bien antes los más maduros para que fueran más sencillos de masticar. La escena más amarga la protagonizó el hasta ayer vigente campeón, el local Mateu Marcaró (que además ostenta el récord absoluto del concurso con 2,170 kilos en cinco minutos) quien llegó tarde a la cita y no pudo revalidad su título.