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Entrevista

Mateu Durán Ortega: "Las Cuevas del Drach son el símbolo y el emblema de Porto Cristo"

De entre las múltiples personalidades que ha conocido y acompañado guarda un especial recuerdo de la reina Sofía, "una persona entrañable, simpática, dulce y encantadora"

Mateu Durán ante la iglesia de Porto Cristo. J. Payeras

La conversación con Mateu Durán podría hacerse interminable, tanto por los muchos e interesantes temas que se pueden tratar, como por el habla atenta y acompasada que regala a su interlocutor, pese a la molesta ronquera que afecta a su voz, consecuencia de una grave dolencia cardíaca que afortunadamente ha superado.

P Un porteño de corazón, nacido en Venezuela, que ha sabido involucrarse en la vida social y cultural de Porto Cristo

R ¡Y de padre manacorí y madre madrileña castiza! Pues cosas del azar. Resulta que mi padre y mi madre se habían trasladado, desde sus distintos puntos de residencia y por cuestiones laborales, a Caracas, donde se conocieron por casualidad y establecieron relaciones sentimentales, hasta contraer matrimonio. Allí nací yo y allí residimos hasta que mis padres decidieron regresar a Mallorca, cuando yo tenía cuatro años. Fijamos nuestra residencia en la casa de mis abuelos en Manacor, pero al cabo de un año ya teníamos nuestra propia casa en Porto Cristo, donde yo he crecido y me he criado.

P Todo ello nos sitúa en el año 1963, el comienzo del 'boom' turístico. ¿Qué recuerdos guarda del Port de aquella época?

R De mi niñez recuerdo que antes de que mis padres construyeran nuestra casa en el Port, el lugar donde se alza era llamado por los chicos de generaciones anteriores a la mía Son Caramutxa, unos campos de laboreo, como eran ses Comes, es Regalo, sa Carrotge donde se cultivaban cereales, viñedos, habas, melones, hortalizas y almendros, hasta llegar a los matorrales y arbustos entre los que transcurría el viejo camino que conducía a Cala Petita y a sa Cova del Dimoni. Nuestra calle se llamaba Última Avenida, sin terminar de asfaltar, polvorienta en verano y encharcada cuando llovía. El campo de almendros que nos rodeaba servía de pasto a un rebaño de cabras, cuyo pastor las ordeñaba, donde ahora se ubica Can Tasco y su mujer vendía la leche en la actual librería Alcover. Todavía me parece relamer el agradable gusto de aquella sabrosa leche.

P ¿Cuáles eran los entretenimientos preferidos de aquellos niños o jovenzuelos?

R Ir a jugar y andar por la orilla del riuet, con los pies en remojo, entre el Saboga y la antigua playa detrás del Hotel Drach, levantando piedras para ver las anguilas y coger grandes cangrejos. Ir a buscar tortugas por el torrent de na Llebrona, que cuidábamos en nuestros corrales dándoles lechuga para comer. La última tortuga que tuve se la comió mi perro, ¡pobre Clotilde! Las tardes de los sábados eran algo especial yendo a ver las películas del Oeste que ponían en la única tele que había en el barrio, en la botiga de Cas Caragol, comiéndonos un buen pa amb sobrassada sentados sobre los sacos de alubias, lentejas y harina.

P ¿Cómo y cuando empezó Mateu Durán a involucrarse en la vida social de Porto Cristo para 'fer poble' como dice usted?

R Bueno, yo había participado en la presentación de algunos actos, tanto aquí como en Manacor y aquello me relacionaba con personas que formaban parte de distintas entidades, digamos socio-culturales. También colaboraba, como donante con la asociación local de donantes de sangre y cuando murió su delegado, mi gran amigo Miguel Moreno, el delegado de los Donants de Sang de Manacor Francisco Oliver, Jape, me animó a que tomara las riendas de la agrupación de Porto Cristo, de la que estuve al frente entre 1988 a 2003. Debo confesar que aquella fue una experiencia muy enriquecedora y que me relacionó con mucha gente de todos los pueblos de Mallorca que colaboraban en tan altruista labor.

P En los jardines de la plaza de Can Blau podemos contemplar un monolito-homenaje a los Donants de Sang de Porto Cristo.

R Efectivamente. Se inauguró el año 1995 con motivo de celebrarse en Porto Cristo la Trobada Comarcal que anualmente organizaba la Germandat de Donants de Sang de Mallorca para agradecer a los donantes su solidaridad. Entre otros actos institucionales y religiosos, se inauguró el monumento, impulsado por el entonces delegado de distrito Antonio Vives, Collet. A mi se me concedió la libertad de elegir la forma, la piedra y el diseño gráfico, emblema de aquella brillante trobada, que conforman el monolito.

P ¿De cuántas otras actividades o iniciativas se siente satisfecho de haber participado?

R Por mi experiencia, creo que cuando te involucras o participas en alguna de estas actividades sociales, culturales o populares, una actividad te lleva a otra y así sucesivamente. El pueblo es pequeño y es fácil que la gente cuente contigo para cualquier situación en la que puedas ser útil. Así, después de algunos años de colaborar asiduamente con la revista local Porto Cristo, asumí su dirección durante medio año y también supuso una grata experiencia, con sus pros y sus contras. Otra de mis grandes satisfacciones la tuve cuando el entonces alcalde de Manacor, Miquel Riera y el delegado en Porto Cristo Jaume Brunet, acogieron mi iniciativa de organizar el primer pregón de las Festes del Carme.

P ¿Quién tuvo el honor de ser el primer pregonero de las fiestas del Port?

R Propuse que fuera don Juan Moratille y fue para mí un honor que lo aceptara. Moratille era una persona entrañable que sentía un gran amor por Porto Cristo y su historia; unos sentimientos que quedaron reflejados en su parlamento. Pronunció un pregón reivindicativo, poético y emocional que encandiló a todos. El segundo pregón lo pronunció, aconsejado por mi madre, otra porteña de corazón, excelente persona y gran profesional, la doctora Catalina Vadell y también resultó todo un éxito.

P También fueron muy exitosos los concursos de villancicos que se celebraban cada año por Navidad...

R La verdad es que para mí fue un placer participar en su organización, junto al párroco don Pep Caldentey y otras personas que colaboraban activamente. Fue una actividad en la que se involucró mucha gente y que gracias a ello llegó a alcanzar la trigésima edición.

P Sería un grave error terminar esta entrevista sin hablar de las Coves del Drach y de lo que significan para usted. ¿Qué nos dice 'Mateu de las Coves', así con mayúsculas?

R Pues como voy a decirlo... Las Cuevas del Drach, si no lo es todo para mí, es casi todo. De ellas como, visto y calzo. De las cuevas me siento plenamente agradecido, desde cuando empecé a trabajar allí, como actualmente después de 41 años de pisarlas cada día. Agradecido del trabajo que realizo, como del trato personal y humano y la confianza que he recibido y sigo recibiendo de mis superiores.

P ¿Cómo se produjo su ingreso en las Cuevas del Drach?

R Empecé con 18 años limpiando las barcas que navegan por el lago Martel, hasta que ejercí de barquero. Luego, gracias a que dominaba algo algunos idiomas, tuve la oportunidad de formar parte del grupo de guías, hasta que me ofrecieron el cargo de jefe de guías del cual me siento orgulloso por las buenas relaciones que mantenemos todos los compañeros de trabajo.

P A lo largo de tantos años ejerciendo de guía habrá tenido ocasión de conocer y acompañar a distinguidas personalidades en el recorrido que conforma la visita a las cuevas. ¿De qué personaje guarda especial recuerdo?

R Sin duda alguna de la reina Sofía, una persona entrañable, simpática, dulce, encantadora, espléndida y todos cuantos calificativos se puedan añadir. Recuerdo que fue un Viernes Santo, cuando me llamó el director y me anunció su visita. Vino acompañada de las Infantas Elena y Cristina, ésta última embarazada de su segundo hijo, y sus respectivos esposos Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarín, y también de Rosario Nadal y Quiril de Bulgaria. Fue un placer acompañarles. A la Reina le pedí si tendrían inconveniente en hacerse una foto conmigo y al término de la salida fue ella quien me lo recordó. Nos fotografiamos todo el grupo con una cámara de uno de los miembros del séquito que les acompañaba. Pero jamás tuve el placer de tener esta fotografía, pues no existían los adelantos tecnológicos de hoy y la foto tal vez se quedaría en alguno de los álbumes reales (sonríe). Otra persona que también me impactó por su gran personalidad, belleza y sencillez fue la emperatriz de Irán Farah Diba, que vino con su hija y acompañada de un gran despliegue de seguridad.

P ¿Cómo definiría la relación existente entre las Cuevas del Drach y Porto Cristo?

R Yo diría que son el símbolo y el emblema del Port y en buena parte uno de los motores de su economía, especialmente en verano por los miles de visitantes que atraen y muchos de ellos paran un tiempo en en la zona comercial del puerto con el consiguiente beneficio para comercios y bares de la zona. Además, hemos de tener en cuenta los numerosos puestos de trabajo que generan las cuevas.

P ¿Se considera satisfecho Mateu Durán, como ciudadano, de ese Porto Cristo que tanto siente y tanto ama y por el que ha dedicado tantas inquietudes?

R Mentiría si dijera que no me siento satisfecho del trato y agradecimiento que he recibido de todas las personas, asociaciones y entidades con las que he tenido el placer de colaborar. Y debo confesar que, tras algún tiempo algo desconectado de la vida sociocultural del pueblo, después de haberme concedido el honor de pronunciar el pregón de las Festes del Carme de 2017, tengo la sensación de sentirme más querido.

P ¿Qué carencias reivindicaría para Porto Cristo?

R Yo diría que el pueblo ha evolucionado bien a medida que han ido surgiendo las necesidades que demanda un núcleo turístico como el nuestro. Se han ido superando algunas carencias de años atrás. Claro que todo es mejorable, como el tema de limpieza urbana o de acondicionamiento en algunas calles y aceras, pero percibo que existe voluntad de mejora y creo que, en la medidas de sus posibilidades nuestros responsables políticos trabajan en subsanar las deficiencias propias de un pueblo que en pocos años ha crecido mucho.

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