Las olas lo han puesto hoy difícil a los organizadores de la tradicional fiesta de los patos en Can Picafort. El lugar tradicional, conocido popularmente como el 'mollet dels inqueros' se veía literalmente barrido por el mar, y de haberse intentado realizar la fiesta probablemente más de un bañista se hubiera visto en apuros. Por esa razón unas horas antes de llevarse a cabo se ha decidido trasladar el acto festivo a la playa pequeña situada junto al puerto deportivo y la plaza Cervantes.

La intención ha sido la de posibilitar el acto, pero la mala fortuna ha querido que el agua de ese lugar dejase mucho que desear. Se veía muy turbia, plagada de restos de plantas acuáticas e incluso en la zona más resguardada olía mal. Muchos de los bañistas salían del agua quejándose de dicha circunstancia. Algunos no han dudado en recurrir a las mangueras de agua limpia del puerto para quitarse de encima los restos de plantas y el olor a agua embalsada.

A pesar de los inconvenientes la fiesta ha empezado a las doce en punto. En lugar de las barcas arrojando patos, este año se ha hecho desde una plataforma flotante y desde tierra, dadas las especiales circunstancias.

De los 1.000 patitos de goma que se han lanzado al agua, 170 han tenido premio. Este año la entrega ha sido mucho más ágil que los precedentes pues se ha informatizado el sorteo.