La necrópolis de Son Real, situada en el término municipal de Santa Margalida, un yacimiento único en el Mediterráneo occidental, está seriamente amenazada por varios agentes destructores. Los arqueólogos que efectúan las excavaciones han detectado expolios. Vecinos aseguran que jóvenes acuden al lugar para realizar rituales, supuestamente mágicos. También el mar está destrozándolo con su envites.

Jordi Hernández, director del grupo multidisciplinar de investigadores afirma que "con total seguridad, si no se pone remedio, a finales de este siglo la necrópolis sólo será un recuerdo en los libros y en fotografías".

Durante las excavaciones que se están llevando a cabo estos días se están detectando algunos indicios que muestran expolios. En una de las tres tumbas descubiertas esta campaña, y que aún restan por abrir, se ha constatado la existencia de agujeros excavados. Hernández apunta que "claramente son expolios o intentos de expolios".

En la tumba que se localizó el pasado jueves se observaba una parte de la corona de piedras con la que eran rematados este tipo de enterramientos de la punta noroeste del yacimiento. Al comenzar la excavación se dieron cuenta de que en dos puntos concretos "falta el material arqueológico. Es decir, hay tierra removida pero no se aprecia que sea el estrato normal", señala el arqueólogo.

Losa

Por fortuna, al profundizar más, los voluntarios descubrieron un enlosado, lo cual da esperanzas a los investigadores de que, aunque se intentará expoliar, sólo se llegará a la losa y no al interior de la tumba.

Por desgracia, los arqueólogos han comprobados otros expolios. Hernández explica: "Tenemos un caso muy significativo que además nos ha aportado información que nos permite saber que hubo un expolio en el año 2000". En una de las tumbas que estaban siendo excavadas, en un nivel que no corresponde, ha aparecido una bolsa de plástico vacía de los conocidos aperitivos denominados 'Doritos'. Los arqueólogos pudieron saber de esta forma que alguien había excavado esa tumba sin autorización y, por la fecha de caducidad del paquete, supieron que fue el año 2000.

Una de las arqueólogas comenta que "realmente expoliar estos yacimientos supone una pérdida enorme para la ciencia, pero a la vez no aporta beneficios al expoliador. Por ejemplo, una lámpara de aceite romana, como las de Pol·lentia (Alcúdia), da unos 20 euros en el mercado negro. ¿Vale la pena?".

Cerramiento

El problema del yacimiento es que es accesible durante todo el año y que, a excepción de la época de excavaciones, no está vigilado.

Existió un cerramiento perimetral que precisamente fue destruido por un temporal hace 17 años. Sin ese cerramiento, cualquiera puede campar a sus anchas sobre las milenarias piedras y, de hecho, vecinos de Son Bauló, próximo al lugar, han explicado a este diario que algunas noches han visto hogueras en el yacimiento, probablemente de acampadas no autorizadas o supuestos rituales.

El alcalde, Joan Monjo, sostiene que "hay un problema, y es que hay muchas administraciones con competencias en el lugar. La propiedad física es del Estado porque está en zona de dominio público. El Consell tiene competencias por ser el organismo que vigila el patrimonio; y el Govern también porque toda la finca de Son Real es de su propiedad".

Monjo sostiene que "está claro que se han de tomar medidas de protección frente a los expolios y frente a la acción del mar, pero las administraciones se han de poner de acuerdo". Los arqueólogos, por su parte, aseguran que debería ser cuanto antes e incluso alguna voz autorizada indica que la mejor forma sería la creación de un consorcio como se hizo en Pol·lentia.