En el Olimpo residencial de Calvià, donde las casas de siete dígitos son la norma y no la excepción (casas que llenan los glamurosos catálogos de inmobiliarias de lujo de Mallorca), un gran recinto en una posición privilegiada con vistas a la costa ofrece un panorama propio de una película de terror, en la que el susto puede llegar cuando menos te lo esperas.

No faltan puertas semiabiertas que chirrían al abrirse, trampillas cerradas con candados, fosos delimitados con alambre de espino y restos de presencia humana reciente en forma de un zapato de tacón suelto en el suelo, latas y numerosos grafitis, entre los que sobresale el dibujo de un esqueleto con casaca verde de militar en posición de firmes, custodiando la entrada a un habitáculo con una chimenea ennegrecida.

Bien de Interés Cultural

Ese dibujo es un símbolo del estado en que se encuentra el antiguo fortín militar de Illetes, que se extiende a lo largo de 170.000 metros cuadrados en la milla de oro costera de Calvià que forman Bendinat, Illetes y Portals Nous.

Un complejo militar que hoy en día, tras años de abandono, también es un esqueleto en descomposición, a pesar de una historia que se remonta a finales del siglo diecinueve y a pesar de que, en teoría, es un Bien de Interés Cultural (BIC) desde el año 2003. Desde el entorno de la propiedad (en manos de unos inversores británicos), se afirmaba esta semana que han solicitado "innumerables" permisos para reformar y adecentar la zona, lo que, según esta versión, siempre le ha denegado el ayuntamiento de Calvià.

Sin licencia de obras

Consultado al respecto, el Consistorio, a través de su departamento de Comunicación, informaba de lo siguiente: "No nos consta que haya habido ninguna entrada en registro de una solicitud de licencia de obra de adecentamiento en los últimos años".

Lo único cierto es que el deterioro es el gran morador de este antiguo complejo militar, diseminado en varias construcciones que, según relatan vecinos de la zona, es frecuentado por okupas que han encontrado en el Fortí un remedio a mano contra los excesos de la burbuja inmobiliaria.

En teoría, el acceso está clausurado, pero una de las vallas ha sido forzada, lo que permite pasar fácilmente a su interior.

Una vez dentro, lo primero que recibe al visitante es una pequeña garita al borde de un camino que lleva a la zona principal de construcciones, en la que aún se pueden ver las huellas del antiguo uso militar, desde los búnkeres para situar las ametralladoras a las plataformas donde se apoyaban los cañones.

El ambiente enrarecido que domina el escenario lo acaba de completar las historias de fusilamientos de las que fue testigo el fortín durante la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura.

Un especialista en memoria histórica como Manel Suárez ha documentado por lo menos medio centenar de ejecuciones a manos del régimen franquista, únicamente en el periodo comprendido entre los años 1936 y 1942. Entre ellos, el industrial de Sóller Bernat Marqués o el maestro de sa Pobla

Las asociaciones de memoria histórica siempre han defendido que éste debería ser un espacio para el recuerdo y para la reflexión, en línea con el espíritu del Bosc de la Memòria, situado en la Avinguda de la República, que está precisamente justo al lado del Fortí.

Planes de futuro

Cuando se cumplen 15 años de la venta de sus antiguos propietarios (la familia Truyols-Rovira) a unos inversores británicos y de su declaración como Bien de Interés Cultural, el acuartelamiento no cuenta a fecha de hoy con ningún proyecto de mejora y adecentamiento -al menos que se haya hecho público.

Eso sí, esos terrenos siempre han sido objeto de especulaciones de todo tipo. Ya en época del primer Pacto de Progreso, se habló de la posibilidad de que el Govern los pudiese comprar con los fondos de la ecotasa.

Desde el ámbito municipal, los gobiernos de izquierdas han coqueteado con la idea de una gran zona verde y, paralelamente, las mentes más desconfiadas siempre han temido un desarrollo urbanístico y turístico, que en la actualidad impide la estricta protección de ese suelo, calificado como Suelo Rústico de Interés Forestal.

Para acabar de perfilar el escenario de película de terror, cuentan con una siniestra historia bajo sus cimientos