La cosecha de cereal de este año satisface a la mayoría de agricultores de Mallorca aunque, como apunta el presidente de la Cooperativa Pagesa d'Inca. Este año ha hecho el tiempo preciso y la cosecha ha sido lo que debería de ser cada año".

Según las cifras que maneja Asaja, por lo que se refiere a cebada se está cosechando una media de 2.200 a 2.400 kilos por quarterada (la quarterada es una medida de superficie tradicional del campo mallorquín que equivale a 7.103,1 m²). Por lo que se refiera a la avena, la media va de 900 a 1,200 kilos por quarterada.

Es aún un poco pronto para hablar del trigo pero según apunta Joan Simonet, gerente de Asaja, parece que el grano es bueno y con un buen peso específico. Martorell matiza que "es bueno en los campos donde se ha trabajado bien porque se ven algunos rodales más bien pobres, pero no es achacable al tiempo sino a la gestión del payés".

El peso específico al que aducía Simonet es el parámetro que se usa para definir la cantidad de harina contenida en los granos respecto del salvado. Este año se calcula una media general para los cereales de 600 kilos por metro cúbico. Según los agentes consultados se trata de un buen peso específico.

El precio es lo que no está resultando tan bueno. En el caso de la cebada se está pagando un precio de 0,18 euros por kilo y en el de la avena se paga a unos 0,20, aunque Martorell precisa que la cooperativa de Inca ha valorado que es menos productiva y "si viene limpia la pagamos a 0,25 euros el kilo", dice.

Menor producción se hace de haboncillo (favó, en mallorquín). Se trata de una legumbre específicamente criada para alimento animal. El haboncillo se está pagando sobre los 0,23 euros por kilo.

Simonet explica que "las variedades autóctonas están resultando más rentables porque tienen ayudas oficiales que se suman al precio logrado. No obstante, son menos productivas que las internacionales. Lo que tienen en positivo es que son más resistentes y más adaptadas".