Al final habrá una porción más de espacio natural salvado y un bien público disponible pero, mientras se alcanza el último tramo de este eterno proceso, la verdad es que el Molí den Regalat no responde a su denominación para las partes implicadas en su destino. Dicho al revés: está siendo un regalo envenenado porque las cosas se han hecho a base de intereses y presiones intentando moldear la norma a conveniencia.
Confirmado por la Audiencia Nacional que los terrenos no podían ser urbanos y que deben sujetarse al retranqueo de la Ley de Costas de 1988, el ayuntamiento de Artà intenta ahora dar luz verde a 8 de los 20 chalés de lujo que se pensaba levantar en principio en este enclave de Colònia de Sant Pere.
Más que por el deseo de ver las casas en pie, es muy probable que lo haga en un nuevo intento de salir hacia adelante y evitar posibles indemnizaciones por las licencias de obras que dio en falso. Es un nuevo movimiento estratégico que, sin embargo, tiene escasos visos de poder salir adelante porque topa con la oposición del Consell. Los técnicos del organismo insular llegan a la conclusión de que no está justificada la densidad edificatoria que propone el consistorio de Artà, lo cual hace pensar que la Comisión de Urbanismo se pronunciará en contra de este último intento de construir en el Molí den Regalat. Habrá costado tiempo, dinero y reivindicación, pero el lugar se podrá mantener intacto.
