El ayuntamiento de Santa Margalida, al que pertenece Santa MargalidaCan Picafort, titulados y acreditados, ofrezcan sus servicios a los usuarios de la zona arenosa. Esta autorización se produce en contra de una advertencia de la Demarcación de Costas por la que se deniega la instalación de dichas zonas para masajes.

El organismo estatal aduce a un artículo de la Ley de Costas que establece que "únicamente se podrá permitir la ocupación del dominio público marítimo terrestre para aquellas actividades o instalaciones que, por su naturaleza, no puedan tener otra ubicación".

Joan Monjo (El Pi), alcalde de Santa Margalida. Además de ello, el munícipe sostiene que "si Costas pretendiera que no se pudiese ofrecer este servicio en Can Picafort estaría actuando en contra de sus propios actos pues con anterioridad lo autorizó, y además lo tiene autorizado en otras muchas otras playas, no sólo de Mallorca sino de todo el litoral español".

El ayuntamiento de Santa Margalida ha instaurado este servicio para regular la actividad y combatir la oferta ilegal que se está llevando a cabo cada año sobre la playa. Es exactamente lo mismo que ha llevado a cabo el municipio vecino de Muro, según ha informado el alcalde de este último, Martí Fornés (Convergència Democrática Murera).

Trabajadores de distintos servicios de Platja de Muro y de Can Picafort han informado a DIARIO de así como de servicios de masajistas chinas.

Este diario ha podido comprobar personalmente la afirmación de los trabajadores. Varias masajistas de apariencia oriental fueron localizadas el mismo día en la playa grande de Can Picafort ofreciendo sus servicios a los turistas. Estas mujeres prestan su servicio al usuario en la misma toalla en la que toma el sol, sin garantía sanitaria alguna, mientras que la oferta regulada por el Ayuntamiento se lleva a cabo en camillas homologadas, con productos sanitariamente comprobados y autorizados, y por masajistas debidamente titulados.

Eugenio Garrido, delegado de Alcaldía para Can Picafort y concejal de Turismo, explica que "las masajistas chinas forman parte de grupos organizados que provienen de Barcelona. Se alojan en un mismo lugar y hacen la temporada. Van ofreciendo sus servicios y cada poco tiempo pasa uno del grupo en bicicleta para retirar el dinero y así evitar que la policía les pueda intervenir cantidades más o menos grandes".

Monjo asegura que "se producen una media de siete a ocho denuncias diarias".