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Lletra menuda

La alteración autóctona

Al perro flaco del turismo de excesos le asaltan todas las pulgas del deterioro y el pillaje. Dicho de otro modo, a la inconsciencia de la embriaguez etílica se le aproxima la irresponsabilidad y el incivismo, incluso delincuente, de quienes se tambalean en la base de la estructura social. A partir de ahí, todo puede pasar. Ese todo no incluye nada bueno.

Habrá que admitir que el cúmulo de males del turismo de masas no vienen incorporado dentro del todo incluido del desenfreno extranjero. Parásitos autóctonos se suman al deterioro que tanto se dice perseguir pero que, por contra, parece expandirse como mancha de aceite. Ya no hay día sin reyerta o bronca callejera, sea en Cala Rajada, Magaluf o cualquier otro lugar con posibilidad y tolerancia para verter alcohol.

Mallorca acaba de incorporar una nueva práctica a su abultada enciclopedia del pillaje y el gamberrismo. En honor al escenario en el que se desarrolla se ha solidificado en la jerga de sus protagonistas con la expresión "hacer un maga". Una veintena de jóvenes, en el linde de la mayoría de edad, se desplazan los fines de semana desde Palma a Magaluf con la intención expresa de robar y si media resistencia agredir, a los turistas en estado de embriaguez. El fenómeno ya está descrito y conocido desde el año pasado por parte de la Guardia Civil y los responsables municipales.

Más trabajo por delante, otro mal a erradicar, más deterioro humano y social, menos calidad, no solo turística, también residencial. A la prostitución callejera, el trapicheo o las rutas alcohólicas hay que sumar ahora los jóvenes vándalos, probablemente sin estructura social ni familiar, que meten en el mismo saco diversión y delincuencia, dos elementos en principio antagónicos pero que se han llegado a fundir dentro de una misma alteración.

Cansados de observar los males incorporados en el equipaje del turismo de alpargata y borrachera no habíamos reparado en que aquí, sin necesidad de aterrizaje desde el exterior, se han criado otras carencias que, añadidas a las que vienen de fuera, llegan a alterar y dañar todo el conjunto. Habrá que intensificar pues el campo de trabajo de la prevención y la corrección porque el retroceso afecta por igual ya a visitantes y residentes. Preocupante.

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