Algo más de medio centenar de propietarios de locales de ocio, trabajadores de la noche, empleados de hostelería, taxistas y vecinos de Magaluf se concentraron ayer en la sede del ayuntamiento de Calvià para rechazar la prostitución callejera, por considerar que supone un daño para la imagen del destino al encubrir prácticas como el hostigamiento y el robo a los turistas.

Los participantes en la concentración -en su mayoría de nacionalidad británica- arrancaron el compromiso del alcalde Alfonso Rodríguez Badal (PSOE) de mantener la semana que viene una reunión con una representación de ellos a fin de estudiar la solución. Los convocantes aseguraron que les hubiese gustado exponer sus argumentos en persona al alcalde, pero uno de sus portavoces refirió que Rodríguez Badal le había transmitido que era imposible entrevistarse con todos ellos.

Patrullas ciudadanas

A la espera de esa reunión, este colectivo ciudadano integrado por sectores tan diversos anunció su disposición a seguir llevando a cabo las patrullas ciudadanas que empezaron la semana pasada, organizadas desde un grupo de Facebook llamado 'Cleaning Up Magaluf', que puede traducirse como 'Limpiando Magaluf'.

A través de esas acciones, un grupo de personas queda por la noche para seguir a las prostitutas y obstaculizarles su actividad hasta que se vean obligadas a abandonar Magaluf. "Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer?", decía ayer uno de los presentes, que, cuando se le pidió que se identificase, ofreció sólo su apellido: Smith.

"Muchos turistas me han dicho que no van a volver. Es lógico. Yo tampoco volvería a un sitio en el que me roban", añadió. Para reforzar esta idea, taxistas presentes en el acto relataban cómo se han encontrado con turistas que, ante el temor de ser robados, piden un taxi para hacer trayectos de "150 metros" entre el bar y el hotel.

Los asistentes a la concentración se situaron en el exterior del Ayuntamiento, que estaba blindado con presencia de un nutrido contigente de Policía Local y Guardia Civil, que restringían el acceso al interior de la sede consistorial. Otro de los participantes, que dijo llamarse Antonio, explicó por qué había asistido. "Estamos cansados de que en Calvià se siga robando a los turistas", remarcó, antes de relatar en qué consisten estas patrullas vecinales. "Vamos detrás de estas mujeres que acosan a nuestros clientes. Y las intentamos sacar de la calle para que no los vuelvan a molestar", refirió. A su lado, otros trabajadores de la noche de Magaluf pidieron que no se les catalogue de "racistas". "Si sólo viniesen a trabajar en lo suyo, no nos molestaría", afirmó uno de ellos.

Cuando, en torno a las una y media de la tarde, trascendió la información de que el alcalde no se iba a reunir con ellos hasta la semana que viene, hubo reacciones ostensibles de indignación entre los presentes, al considerar que el mandatario municipal se mostraba insensible a sus demandas.