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El mes de mayo es el de las tradicionales hierbas

La finca de sa Rota dels Cavallers, en Maria de la Salut, acogió un taller de elaboración del licor al que acudió un numeroso grupo de aficionados

Varios participantes rellenan los recipientes de licor. Biel Bergas

Tras la larga noche de los tiempos, ahora puede parecer un sueño, pero está claro que antiguamente, y durante miles de años, había una serie de oficios y trabajos relacionados con la medicina popular, que se basaban en remedios que pretendían curar diversos tipos de males y enfermedades mediante productos vegetales. Estos conocimientos se transmitían de forma oral entre generaciones, lo que conforma una parte de la sabiduría popular. Tenían la creencia de que la naturaleza es la medicina y que ningún médico podía afirmar que una enfermedad fuera incurable, ya que en la naturaleza se encuentran todos los remedios para curar cualquier mal. El refranero popular dice: " Déu dóna sa malaltia i dóna sa medicina", o también: " De més bons, se'n moren; de més malalts, se'n curen".

"El herbolario era quien recogía las hierbas medicinales, es decir, las hojas, las flores, las raíces, las cortezas y los frutos", explica Pep Servera, un experimentado horticultor.

La población acudía al herbolario como sustituto del médico, farmacéutico o veterinario para contarle los males que le aquejaban, en busca de remedios naturales. Se agradecía que estas bebidas curativas tuvieran el gusto agradable y fueran fáciles de ingerir, ya que las había que tenían un sabor desagradable.

Destilación

Por otra parte, en el siglo IX, los árabes descubrieron e impulsaron el proceso de obtención de alcohol por destilación, el cual llegó más tarde a Europa (siglos XII y XIII) de mano de los comerciantes venecianos. Los monasterios eclesiásticos tuvieron un papel importante en la obtención de destilados que en un principio tenían propiedades curativas y medicinales. En las islas, a finales del siglo XIII, Ramon Llull hizo importantes aportaciones al proceso de la destilación. A finales del siglo XIX se popularizó y generalizó la fabricación y el consumo del licor de hierbas y se abrieron destilerías, alguna de las cuales todavía perdura.

Esta bebida espirituosa es muy apreciada por los mallorquines y está presente en nuestras fiestas, costumbres y tradiciones. En el reglamento de la denominación geográfica, las Hierbas de Mallorca se definen como "una bebida espirituosa anisada obtenida básicamente por la extracción de los aromas de diversas plantas aromáticas como el hinojo, romero, manzanilla, hierba luisa o menta", entre otras plantas.

Según los gustos se elaboran las hierbas secas, semi-secas (tres partes de cazalla por una de anís dulce) y las dulces (mitad de cada mencionado licor).

Elaboración

"Actualmente es muy común la elaboración artesanal del licor de hierbas para el consumo propio, con recetas privadas, según el gusto de cada familia", comenta Tomeu Ramis, un buen aficionado a estos interesantes temas de las plantas y del campo.

No obstante, lo que más se practica hoy en día es la reunión de un grupo de amigos con objeto de montar un pequeño taller para elaborar hierbas, sin faltar, como mandan los cánones, compartir una suculenta comida. Esto fue lo que cumplieron un grupo de amigos jubilados en Sa Rota dels Cavallers, finca propiedad de Pep Servera. El grupo se reunió hace unos días para celebrar su décimo aniversario y elaborar su apreciado licor de hierbas. Se presentaron alrededor de 35 participantes con sus botellas y un manojo de las hierbas que tenían más a mano en su entorno. Las habían recogido de buena mañana, coincidiendo con el día de la luna llena de mayo, momento en que las plantas y las flores adquieren sus máximas propiedades.

Las mesas del taller se encontraban ya repletas de hierbas y otros productos necesarios para conseguir un buen género. Para esta ocasión se estamparon camisetas y gorras con el distintivo de la celebración.

Tras clasificar las plantas recogidas y que cada uno hubiera elaborado sus hierbas preferidas, se procedió a dar buena cuenta de una paella de arroz bomba de sa Pobla, elaborada por Tomeu Serra y regada con vinos de Can Majoral y Ànima Negra. Finalmente, solo queda guardar las botellas del licor de hierbas a oscuras, durante por lo menos cuatro meses para poder saborearlo.

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