La rotura de una tubería de impulsión que lleva las aguas fecales de las casas, apartamentos y hoteles de Cala Santanyí ha hecho saltar todas las alarmas a primera hora de la mañana de ayer. El temor de los vecinos de que el vertido pudiera llegar a la playa y contaminar las aguas de baño obligando a un más que posible cierre del arenal, movilizó rápidamente a los efectivos de la policía y protección civil.

Los hechos ocurrían antes de la diez cuando unos turistas alertaban del mal olor que habían notado cerca de Cala Santanyí. En un primer momento se temió que el vertido pudiera haberse originado en uno de los establecimientos privados de la zona, cuyas aguas sucias se habrían filtrado a las pluviales públicas que van a parar directamente al agua.

Posteriormente se comprobó que el escape de aguas fecales fue provocado por un bloqueo y rotura de una de las conducciones que van a parar a la depuradora de Santanyí pueblo, localizada bajo la carretera comarcal muy cerca del aparcamiento de Cala Santanyí, que quedó anegado, creando rápidamente una balsa fétida que incluso llegó a las aguas de baño a través de una tubería que va bajo el arenal.

La precariedad de la depuradora cercana a la cala y el aumento del número de habitantes de la zona al llegar el buen tiempo parecen ser los detonantes directos de la rotura.

Y es que la subida de la población flotante hace que cada año se corra el riesgo de sufrir lo que finalmente ha pasado. Según apuntan los expertos en ingeniería química consultados por este periódico, el aumento hace que la depuradora (dependiente de la Agencia Balear del Agua y que no cuenta con un tratamiento terciario de las aguas) no dé basto a la hora de filtrar los residuos y que, además, éstos se filtren directamente a un acuífero cercano y de allí al mar, sin un emisario.

Eso provoca un exceso de nutrientes en el agua que alimentan en demasía las algas microscópicas, lo que hace que el agua tome un color verdoso. Cuando eso ocurre de manera continuada y al proliferar sin control, esas algas llegan a morir por asfixia lo que las convierte con el paso de los días en una especie de lodo de color oscuro, unas aguas negras que son las que al final acaban provocando tanto el color, un tanto desagradable del agua de baño, como la obstrucción de las cañerías que van desde la planta impulsora hasta la depuradora de Santanyí.

Problemas

Una depuradora que por otra parte está situada en la parte más elevada del pueblo, lo que no ayuda a la hora ni de la conducción ni al consiguiente mantenimiento en óptimas condiciones.

Durante los últimos años, el ayuntamiento de Santanyí ha sostenido que es el aumento de las temperaturas el que provoca la proliferación de algas en la playa, y de ahí el cambio de color. Lo que ha llegado a plantear la posibilidad de instalar unas turbinas bajo el agua que puedan bajar esa temperatura.

Pero los problemas surgen al plantear el proyecto, ya que serían necesarios enganches muy pesados de material de obra bajo el agua. Una teoría que asimismo se basa en un estudio realizado durante cuatro días midiendo la temperatura superficial del agua de Cala Santanyí, lo que podría llevar a conclusiones erróneas.

Tras los trabajos llevados a cabo durante todo el día en el tramo de carretera donde se localizó la fuga, el Ayuntamiento anunciaba que antes de acabar el día el problema quedaría resuelto, sin necesidad de un cierre continuado de la vía o de la playa.