El observatorio de Costitx sigue sin horizonte por el que regirse y bajo un firmamento repleto de negros nubarrones. Es el declive de una estrella muy peculiar que, sin embargo, ha logrado brillar con luz propia en el mundo científico especializado en la astronomía y en la sociedad mallorquina durante más de dos décadas. Era un referente.
Pero todo esto es pasado. Son conocidos los problemas económicos del centro -1,8 millones de deuda- que le tienen sumido en concurso de acreedores y a la espera de un inversor que nunca llega o se desintegra como una estrella fugaz tras el primer anuncio de su aparición. La debilidad también genera mayores problemas entre telescopios y miradores del infinito. Ahora el Consell revoca, por falta de justificación, subvenciones concedidas al observatorio y le reclama alguna ya abonada, más los intereses. El director del centro, Salvador Sánchez, admite la situación, dice que la carencia de liquidez y la dependencia de la administración concursal le impiden retornar el dinero, pero no desaprovecha la ocasión para redirigir un meteorito a la institución insular. Sánchez asegura que si el observatorio está por los suelos es, en parte, porque el Consell no ha cumplido su promesa de crear una fundación y ha decantado sus ayudas hacia entidades que considera sin criterio científico ni trayectoria investigadora. Peleas de científicos, razones aparte. Con todo, el centro de Costitx ha perdido su buena estrella. Y su norte.
