La barrera que desde hace unos meses cierra el camino rural que lleva a Cala Varques, lejos de disuadir y ser un elemento que impida a los turistas llegar a la playa virgen, se está convirtiendo en un dolor de cabeza constante para los propietarios de las fincas agrícolas colindantes como las de can Fresquet o sa Talaia, víctimas de sabotajes que ven como muchos bañistas invaden sus espacios privados, llegando incluso a causar daños materiales muy graves.

Uno de esos propietarios, Bartomeu Mestre, dice no entender como ni el ayuntamiento de Manacor ni ninguna autoridad competente ha tomado aún cartas en el asunto: "El pasado mes de enero se cerró el paso público tradicional que bajaba hasta el mar, documentado ya en 1897; cinco meses después, este abuso no ha sido cortado de raíz por quien tiene las competencias de velar por los derechos de la ciudadanía", critica. "La consecuencia inmediata es una grave degradación del entorno que, a medida que se acerca el verano, se multiplica de forma alarmante".

Los vecinos denuncian la rotura furtiva de barreras, la destrucción de trozos de pared, cerraduras forzadas con sierras radiales y el hecho de que muchos animales hayan salido de las fincas. Indican que todas las instancias públicas (Ayuntamiento, Consell, Govern o Demarcación de Costas) están informadas sin que por el momento hayan solucionado el problema.

Chiringuito ilegal

De hecho vecinos y propietarios de Cala Varques han pasado durante estos días por el consistorio manacorí para tratar de saber qué pasos están dando las administraciones. También sobre el chiringuito ilegal que se ha vuelto a instalar sobre la arena y que ofrece, a precios muy elevados, desde bocadillos hasta mojitos, en una clara vulneración de la legalidad.

Según explica el Ayuntamiento, hace meses que están trabajando en la reapertura de la polémica barrera y en la posible expropiación del sendero para que sea de uso totalmente público, aunque esas mismas fuentes municipales dicen tener "cero competencias" respecto al chiringuito, por lo que ya han avisado de palabra (y ayer mismo lo hacían por escrito) tanto a la Policía Nacional, como a la Demarcación e Costas y a la conselleria de Medio Ambiente para que intervengan de forma activa.

"El caos y el desorden actual del entorno de Cala Varques no se puede atribuir a una sola administración", señala Mestre, quien se refiera a la situación del arenal de forma clara: "es un caso emblemático de referencia que reclama un plan de gestión" urgente.

Y es que en el caso del chiringuito, por ejemplo, la zona debería implicar la actuación de Costas, de la Conselleria e incluso del Seprona, la Seguridad Social o Hacienda, puesto que ni tiene permisos, está sobre un espacio protegido y sus trabajadores no están asegurados. "Seguro que si los titulares de este abusivo negocio fueran 'manteros' ya les habrían embargado la mercancía".

Con la llegada del buen tiempo en los últimos días ya se han podido ver coches aparcados en los márgenes de la carretera comarcal entre Porto Cristo y Portocolom con el consiguiente riesgo para la seguridad.