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El uso exclusivo de la playa de todos

La historia de los intentos y artimañas ideadas y llevadas a la práctica en Mallorca para acotar usos particulares y exclusivos de la playa daría, cuando menos, para un grueso volumen. Verjas y candados, chalés que retan directamente a las olas, piscinas que lindan con el mar y así suma y sigue.

Se ha avanzado muy poco en la garantía de la condición pública del litoral, eso en el supuesto de que no se haya retrocedido, como inducen a pensar algunos comportamientos. El estancamiento de la condición colectiva de la playa de todos se ata con los cabos de una escasa conciencia de lo público, una sobreabundancia de egoísmo y un exceso de tolerancia de los autoridades que, en estos casos, tienen especial preferencia por actuar igual que si estuvieran aposentadas sobre una tumbona de la misma playa.Ordenan abrir investigaciones, piden informes y esperan en la confianza de que el temporal arrase el conflicto o se tolere el mar de fondo de los hechos consumados.

De esta forma se reproducen situaciones como la que ahora mismo aflora en la costa de Calvià, entre Son Caliu y Portals Nous. Ha sido necesario denunciarlo a través de las redes sociales para que el Ayuntamiento y se supone que Demarcación de Costas, se dieran por aludidos. Eso, entendámonos, no garantiza solvencia ni solución.

Es una zona con complejos y chalés de lujo, elitista vamos, en la que, deben entender los residentes y gerentes de negocio, que estorban un tanto los paseantes y bañistas comunes. Por eso, dado que las condiciones de acceso no son demasiado cómodas, han aprovechado la coyuntura para vetar el paso con alambre de espino. Y ya veremos.

La cuestión es más seria de la que aparenta y vuelve a poner en evidencia la necesidad de regular y vigilar los usos estables y públicos del litoral manteniendo los equilibrios necesarios del respeto al medio ambiente y la presencia humano no exclusiva ni excluyente. Urge hacerlo en la Mallorca de los chalés de lujo y el turismo masivo.

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