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Lletra menuda: Estruendo y secuela de la masificación, por Llorenç Riera

Dado que el guión de la disputa que se representa en el Firó está escrito desde 1561, había que introducir algún aliciente y un poco de novedad, no sea cosa que la rutina acabara invadiendo el campo de batalla de un Vall de Sóller siempre bucólico y apetecido por piratas de la especulación y otras artes de la presión económica. No nos equivoquemos de bando ni de enemigo, a pesar de los desmanes de las administraciones y la masificación para despistarnos con fuegos de artificio, en forma de responsabilidades y polémicas institucionales por unos kilos de pólvora.

Es como si los papeles hubieran mutado sin dejar demasiado claro quién asume las funciones del capità Angelats. Ayuntamiento y Delegación del Gobierno entran en controversia a cuenta de 40 kilos de pólvora, por "falta de planificación" y carencia de seguro. El alcade dice que, tranquilos, disfrutemos de la fiesta, mientras el túnel permanece abierto de par en par de gratuidad y Sóller rebosa de curiosos, extras para la batalla ajena y visitantes anónimos. El desembarco ya no se produce en exclusiva en la playa d'en Repic, la verdadera invasión llega del otro lado de la Serra.

¿Menos estruendo por incautación de pólvora? Será en todo caso ruido y pisada diferente por cambio y aumento de actores con el agravante de una actuación y unos efectos que tiene visos de ser algo más que mero fogueo. Son dos días, sí, pero dos días que dejan huella y producen efecto llamada con el altavoz del túnel abierto. La batalla de Sóller ya no es espectáculo inocuo. Ha diversificado sus secuelas.

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