Xisco Fuster y Toni Planissi responden como si fueran una sola persona. Su simbiosis es tal que, aunque a veces no coincidan en determinados comentarios irónicos, rápidamente se ponen de acuerdo en beneficio de la crítica social que hacen de Botifarrònia, una “dictadura del porquim”.

¿Qué similitudes existen entre su primer cómic, Els darrers dies de l’Imperi Mallorquí con este Un infern a Mallorca?

Que los dos nacieron curiosamente un día de Sant Antoni. Sentíamos que aún teníamos más cosas que decir respecto a al personaje principal, a los caparrots, al Dimoni, a sant Jaume y todo lo que los envuelve.

¿Se puede leer esta segunda parte de manera independiente? Cuéntenme un poco cuál es ahora el argumento...

Sí, perfectamente. Aquí el núcleo duro son los caparrots de sa Pobla, que se aglutinan en una especie de grupo terrorista y unen a disidentes como los gigantes en contra de sant Antoni. Es una especie de Podemos de sa Pobla [risas].

¿O sea que sant Antoni es el malo a quien odiar?

Es el líder del Patronat, en una dictadura corrupta que lo domina todo. Le ha tocado ser el malo como a Hitler o Stalin, como una marca comercial que quiere dominar toda la cultura y tradiciones de Mallorca y transformarla en Botifarrònia.

¿En qué se basan?

En nuestro propio entorno, en las corruptelas políticas, en el turismo, en el negocio mediático, en todo lo que es producto del porquim. Aunque también hay que decir que no es una historia de buenos y malos en el sentido clásico. Es un estado onírico que no llega a tener constitución ni normas y en que los animales hablan. Digamos que vamos jugando entre los elementos reales y un componente de rondalla.

¿En Un Infern a Mallorca el dibujo es más oscuro?

Los dibujos son observaciones de la visión que tenemos de Mallorca, de la decadencia. Ya que podíamos contar una historia fantástica decidimos que los escenarios y situaciones debían ser aún más críticas incluso. Además y aprovechando también que el dibujo es todo en blanco y negro, se crea como una atmósfera como en las películas de cine negro de los años 50.

Veo también que salen personajes muy reconocibles de la Mallorca contemporánea

Sí, Rafel Nadal, Tomeu Penya, Matías Vallés o el actor Toni Gomila; aunque también Robert Graves, Joan March, el Arxiduc o incluso Julio Verne, entre otros.

¿Y Bartolomé Cursach?

No nos atrevimos. Cursach seguro que tiene rumanos...

O sea que crítica e ironía hasta cierto punto

Eso es. Tenga en cuenta que antes de publicarse, el cómic ha pasado por las manos de un abogado que nos ha ‘recomendado’ qué hacer y a qué personajes no mentar.

¿Algún otro innombrable?

Puede que sí. Un señor que cazaba elefantes tampoco sale.

Sin hacer 'spoilers'.. ¿Acaba bien?

Acaba como la vida real. En el cómic Mallorca no tiene solución.

¿Habrá tercera parte?

No. Pero también dijimos que no habría segunda...

¿Cómo es trabajar en pareja?

Nos entendemos bien. Somos como Lennon y McCartney. Construimos una estructura a base de una idea común y a partir de ahí la vamos mejorando. Es como un peloteo de Nadal, hasta que uno de los dos machaca.

¿Es un historia que hay que entender como crítica rabiosa?

No, no es ni rabiosa ni moralista. Es un simple divertimento. Como una especie de dron que mira cómo está funcionando la gente. Cada personaje principal es un estereotipo social.

Desarrollen eso.

Sant Antoni es el poderoso sin demasiados escrúpulos que quiere dominarlo todo, que quiere que todo sea y se haga a su manera, que busca enriquecerse a cualquier precio. El Dimoni es quien va detrás, el lameculos tontito que se queda para ver qué puede sacar. Sant Joan es el fiel sin iniciativa y sant Jaume es el personaje resentido, aquel que no tiene capilla pero que al mismo tiempo si tuviera poder no sabemos cómo reaccionaria. En definitiva es una sátira de la que se extrae la esencia y acaba en un retrato.

Antes hablábamos de similitudes, pero ¿cuál es la principal diferencia de este cómic respecto al primero?

Qué las mujeres tienen las tetas más grandes.

Veo que no se salva nadie...

Es broma. Aunque en realidad parezca que solo respetamos a Sor Tomasseta o a Catalina Thomàs, la mujer es la que sale bien parada y quien tiene mejor imagen, es más idealista; los hombres son todos una tropa de impresentables.

Por cierto, ¿qué opinan de aquello que se viene denominando como lo nostro?

Como elemento tradicional nos parece maravilloso. Si se convierte en un concepto como fueron aquellas míticas sobrasadas de Bauzá colgadas de la escalera de payés, no.

Y entiendo que sant Antoni trabaja ese lo nostro.

Efectivamente. Él quiere sacar negocio de los elementos populares. Un porcentaje de cada botifarró vendido en la isla debe ser suyo, una ganancia por cada hoguera, como si fuera una marca... hasta el punto que quiere denunciar a Sóller por no venerarle, porque dice que allí solo fabrican helados.

Su delirio llega hasta Menorca...

Sí, quiere mallorquinizar Menorca, comprar sus vaquerías para convertirlas en pocilgas de cerdos, más auténtica y menos inglesa. Al estilo matancer.

Cuéntenme cómo ha sido su relación con Edicions del Despropòsit.

La verdad es que, excepto lo de algunos personajes que le comentábamos, hemos tenido carta blanca. La relación con el editor, Pau Castanyer, ha sido excelente en todo momento.

¿Algo más que declarar?

Que en esta segunda parte las mujeres tienen las tetas más grandes. No lo escriba [sonríen].