Un elemento singular del patrimonio histórico de Calvià, la torre de defensa de CalviàCala Figuera, se encuentra en un estado de total abandono. De hecho, en el año 2015 sufrió un derrumbe y quedó en un estado tan lamentable que a principios de 2016 se tuvo que vallar un perímetro de seguridad a su alrededor, ya que el peligro de derrumbe era inminente.

Más tarde, en ese mismo año, se le practicó una capa de protectora y se tapó la parte superior para que la erosión debida a las lluvias no acabara derribándola. Además, se le practicaron unos apuntalamientos interiores, exteriores y también se apuntaló el ventanal.

Desde entonces, no se han realizado más actuaciones de mejora, a pesar de la aprobación en el año 2015 de una moción en el pleno, que instaba al Ayuntamiento a ponerse manos a la obra para la restauración de la misma y la gestión de las visitas.

Numerosos intentos

A pesar de los numerosos intentos de Manel Calvo, responsable de Patrimonio del ayuntamiento de Calvià, de negociar con los propietarios de la torre, así como también por parte de Kika Coll, directora insular de Patrimonio, a día de hoy parece que no hay nada solucionado. Tampoco hay un régimen de visitas establecido, como marca la ley para los Bienes de Interés Cultural (BIC), ya que esta torre está catalogada como BIC.

Actualmente, los excursionistas que se acercan hasta la torre pueden comprobar que sigue presentando un lamentable estado de conservación.

Las maderas que apuntalaban la ventana se han caído, las barreras que delimitan el perímetro de seguridad aparecen esparcidas por la zona y los puntales que soportan la torre empiezan a caer.

El plástico que cubría la parte superior y la resguardaba de las lluvias está deteriorado. Hay trozos por el suelo y ha dejado de cumplir su función. Se da la circunstancia de que el Consell ha decidido restaurar las torres de Cala Pi, la Torre Major de Alcudia, la Torre de ses Ànimes y la de sa Mola de Cala PiAndratx, mientras que la Torre de Cala Figuera deberá esperar.

Negociación complicada

No obstante, hay que aclarar que el reciente fallecimiento de la propietaria de la torre añade mayor dificultad en la negociación, ya de por sí complicada. Hasta que no se resuelva cómo se dirime el tema de la herencia, la situación vuelve a ser de espera.

Lo único cierto es que, por el momento, tanto los calvianers como cualquier otro visitante no pueden disfrutar de una visita a este BIC, a pesar de que la ley así lo determina. Lo único que uno puede contemplar es una construcción defensiva en un estado de abandono total.